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Antes del amanecer

"Every woman adores a Fascist, 
The boot in the face, the brute
Brute heart of a brute like you."
Daddy, Sylvia Plath


¿Qué es lo realmente insoportable? Estar a merced del capricho del Otro. Este Otro puede estar encarnado por múltiples intérpretes que atraviesan toda nuestra vida: desde la madre  pasando por los compañeros de juego hasta el objeto de amor posterior y finalmente la burocracia. 

¿Qué hay de insoportable? En primer lugar ser objetalizado, perder la íntima ilusión de la libertad de elección y acción, ser un juguete de aquel otro (ya encarnado) que por razones que desconocemos –o no, o no queremos conocer- nos borra como sujetos. Desde el comilón que no nos pasaba la pelota hasta aquél que nos niega una entrada a algún lugar.

Esto en un momento princeps de la estructura, es una alienación necesaria para constituirnos, viene alguien –mamá por ejemplo- y te da de comer, te cambia, te habla, con suerte te ama y va anticipandonos ciertos rastros en el camino al que somos arrojados. Un tiempo está bien: te mandan al colegio, a inglés, a algún deporte, te dicen lo que tenés que hacer y si todo va bien un día te cortarán el chorro. Esta alienación y dependencia es estructurante decía, y poco de democracia tiene: imaginemos la situación de un padre preguntándole a su hijo de 4 años quién debería dormir con su esposa. No, de ahí cierto efecto subyugante, ese brillo fálico que tienen las personas que entre descorteses y arriesgadas no reparan en los otros. Algo así como quienes intentan dictar sus propias leyes y en pos de ella cometen atropellos de magnitudes variables y no se pueden ver en las consecuencias en los otros (dicta-dor).

El tiempo de la separación con suerte vendrá y uno puede pelearse menos con la gente, con las cosas, con uno mismo. Uno deja de pelearse con quien ya ha matado simbólicamente, por ejemplo el padre o la madre. Pero hay un lugar imposible de escaparse al capricho del otro, bien mundano e irascible, que si bien uno creería que es un lugar conocido y estudiándolo un poco de antemano se puede ganar tiempo: no. 
Bienvenidos a la burocracia, el lento mecanismo dominó que es la semilla de todo lo -para: el sistema para-policial, el para-judicial, hasta el para-médico. El germen de la corrupción, de los facilitadores sociales, de los lubricadores de papeles. Siempre falta algo, hay que hablar con uno, volver y hablar con el que ya hablamos, un sello que aun no se inventó nos falta, un número en una boleta de impuesto inmobiliario, la vital importancia de un código sin el cual la tortuga que sostiene al mundo se caería de jeta al piso, la negativa a sacarte una fotocopia en la fotocopiadora a sus espaldas y tener que volver a la calle con lluvia.

Tan tortuoso como siendo amante, querer que ella deje a su novio y pase más tiempo con vos. Pibe sensible, si estás un poco despierto habrás sentido o sentirás la bota ajena sobre tu cuello. No existe persona, jamás, que no lo haya sentido. Y quien así lo crea, que le pregunte a su mamá.

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Cuatro cuartetos


El formato blog no me dejará exponer estas ideas con las herramientas gráficas que me gustarían, y como la claridad queda a merced de mi escritura, pobre el que lea.

Mientras viajaba en colectivo me detuve en la estrofa final del tango que venía escuchando (Volvió una noche): “Se fue en silencio, sin un reproche, busqué un espejo y me quise mirar; había en mi frente tantos inviernos, que también ella tuvo piedad”. Ya lo había escuchado cientos de veces pero ésta vez dijo otra cosa, e inmediatamente se me vino a la cabeza la canción de Calamaro Buena suerte y hasta luego”. La repasé en mi memoria y encontré algunas conexiones. Anoté en el aire esa frase y la asociación para ver luego qué relación podía establecerse.

Pasaron algunos días y finalmente pude sentarme y dedicarle un tiempo a este lugar telaraña.

Por fuerza tengo que copiar las letras para no pisar sin el suelo.
El tango de Gardel y Le Pera,  1935: 

Volvió una noche, no la esperaba,
había en su rostro tanta ansiedad
que tuve pena de recordarle
su felonía y su crueldad.
Me dijo humilde, si me perdonás,
el tiempo viejo otra vez vendrá,
la primavera de nuestra vida,
verás que todo nos sonreirá.
Mentira, mentira, yo quise decirle,
las horas que pasan ya no vuelven más,
y así mi cariño al tuyo enlazado
es solo un fantasma del viejo pasado
que ya no se puede resucitar.
Callé mi amargura, y tuve piedad,
sus ojos azules muy grandes se abrieron,
mi pena inaudita pronto comprendieron
y con una mueca de mujer vencida
me dijo “es la vida”, y no la vi más...
Volvió esa noche, nunca la olvido,
con la mirada triste y sin luz,
y tuve miedo de aquel espectro
que fue locura en mi juventud.
Se fue en silencio, sin un reproche,
busqué un espejo y me quise mirar;
había en mi frente tantos inviernos
que también ella tuvo piedad.

La canción de Calamaro:

Ella dijo que tuvo problemas y le dije
que este preparada para mucho menos
Ella quiso saberlo todo de mí,
pero no hubo palabras.
Dijo que era mala
que no arriesgue ese momento junto a ella
era lo mejor olvidar todo,
como si nada hubiera sido.
Ella dijo que te vaya bien,
y le dije buena suerte y hasta luego.
Y nunca más la volveré a ver
o tal vez sea en algún tiempo.
Ese manicomio estaba lleno de problemas de frontera,
se hizo de día y los varones
lentamente caminan.
Dicen que todo se sabe
pero tal vez no quiera saberlo
era lo mejor olvidar todo
por un tiempo.
Ella dijo que te vaya bien,
y le dije buena suerte y hasta luego.
Y nunca más la volveré a ver
o tal vez en algún tiempo.


Cuando leí con más tranquilidad cada letra pensé esta breve hipótesis demencial: una es moderna y la otra postmoderna. Las subjetividades en juego son distintas, el amor no fue siempre esto que creemos conocer. De hecho en este tiempo lo que tiene poco rating y genera escándalo es lo que concierne al amor y ya no más al sexo. Nadie se inquieta ante las tetas y culos al mediodía, a los videos XXX domésticos que pasan con una nubecita los noticieros. En cambio cuando entra en escena el amor la cosa se complica y los problemas se precipitan. Tensar algunos rasgos de época, nada más.

En el tango, el protagonista se sorprende con el regreso de su amada, la ve frágil y decide no recordarle su traición y su crueldad. Ella dice que si es perdonada todo el tiempo bueno volverá.

Hasta ahí es lineal, pero esta letra es una pequeña maravilla de recursos retóricos y demuestra que la lógica del fragmento está contenida en la modernidad. Pero eso es otro cantar, yo soy un poco reacio a pensar en los términos utilizados a medida por los vagos algo instruidos. He llegado a negar todo lo post en una noche de borrachera ante un par de historiadores (y no me quedé para argumentar, obviamente).

El varón quiere decirle que es mentira lo que ella dice y hacerle comprender que en el pasado habitan los muertos y ya eso no podrá ser. Silencia su dolor y con caballerosidad niega –no muy convencido- el deseo de ella de regresar (¡y ella tan segura se sorprende!). Ella dice “es la vida” y nunca más se vuelven a ver. El paso del tiempo había dejado marcas indisimulables en su frente, y una tácita y reciproca bondad los llevó a no ponerlo en evidencia y no volverse a lastimar. Las historias con fin.

Por otro lado tenemos la de Calamaro: ella se presenta advirtiendo, el retruca y mete el dedo en la llaga, ella quiere todo y encuentra silencio, ella niega lo primero que quiso. Irónicamente le dice que le vaya bien, el en espejo contesta, dice que nunca la volverá a ver e inmediatamente que quizás en algún tiempo. Brevemente se da cuenta que es una locura que no se sabe dónde comienza y dónde termina. No quiere saber, quiere olvidar por un tiempo.Aburrido. De todos modos la canción está buena, eso no se discute acá.

Dos actitudes  diferentes frente al olvido, dos frente a la separación. El posmo soporta muy mal la castración. Pero nada es tan estático, se puede ser menos afectado. Y siguiendo en paralelo –y cruzándose un poco- tenemos al tango de Contursi Como dos extraños”, modelo que tomó Calamaro (sin saberlo) para escribir “El novio del olvido”, ya no tan adolescente pero aún iluminado. No los voy a aturdir haciendo los paralelismos, los no holgazanes pueden solos.

Sing it entre los perdigones Freddie.

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El paisaje en las nubes


Desde hace unas semanas estamos asistiendo a un feliz rebrote de política estudiantil secundaria. Las repercusiones mediáticas han sido de lo más variada, pero como siempre, me divierten e interesan aquellas que más ganas de pelear dan. Lo que comenzó con un par de tomas aisladas de colegios fue tomando visibilidad y complejizándose como fenómeno. Cierta prensa ha tratado de minimizar el conflicto apelando a formulas autoritarias y descalificatorias de los actores en cuestión –digresión: nada peor que los niños actores-.

Se ha escuchado decir que los estudiantes sólo tienen que estudiar, que están cometiendo delitos, que fuman, que juegan a la PlayStation, que tocan la guitarra en las tomas, etc. etc. y finalmente que no deben hacer política (porque eso de los mayores, claro).

Pero tras este discurso –que puede ser encarnado hasta por cualquier incauto con buena fe- se esconde la negación misma de la política. Cuestionan a aquellos que suben gente a los micros escolares y van a los actos, cuestionan las manifestaciones amparadas por la constitución y sólo se muestran de acuerdo en las manifestaciones que no tienen banderas y donde no hay, vamos a decirlo directamente:  (……………..). La vieja historia de que vendrá un bárbaro, un Huno a violar tus mujeres, comer tu pan y beber tu vino. Es una reacción previsible y destinada al fracaso, porque nada más inútil que pelearse con los adolescentes, quienes siempre tendrán motivos válidos para reclamar y una vida más larga por delante para ver cómo los adultos se vuelven ancianos que necesitarán de ellos. Pero es otra cosa, la negativa de Macri a recibirlos muestra la reacción proporcional entre adolescentes.

Recuerdo mi colegio secundario en Neuquén, con la muerte de Teresa Rodriguez fresca sobrevolando cada protesta de la ciudad, cuando la comunidad educativa se manifestaba masivamente para oponerse a Ley Federal de Educación, larga lucha que logró que Neuquén fuese una de las pocas provincias que pudo resistirse a ese plan de pauperización escolar de la mano de las políticas de la larga noche neoliberal (siempre quise usar esta expresión). Y para eso tomamos el colegio, fuimos uno más, un colegio que no tenía centro de estudiantes (ahora me suena mucho peor) ni representación en instancias superiores, un colegio público que tenía tantos pibes bravos que no éramos invitados a los intercolegiales. Sacando a los de la industrial, teníamos el segundo mejor equipo de fútbol, éramos los mejores de básquet y los mejores de handball. Pero no teníamos centro de estudiantes donde quejarnos. Está bien que la conducta extra deportiva dejaba que desear, pero si no se porta mal un adolescente, ¿quien lo hará? Éramos unidos, nadie denunciaba al que iba armado al colegio por miedo a que “otros” lo estuvieran esperando a fuera (de todos modos el arma estaba rota), sólo los dos o tres nenes de pecho que reclamaban más notas eran hostigados. Se juegan cosas muy serias.

La escuela pública genera un tipo de subjetividad particular, al menos en teoría, uno más cercano a la solidaridad y al compromiso, ¿Quién saldría a defender a un colegio de una familia propietaria? Aunque Cobos y rompe huelgas hay en todos en lados. Y hay algo de coerción claro que hay, si estás tomando el colegio reclamando que no se te caiga el techo en la cabeza (al menos en lo explicito) y tenés uno que pide por su profesor en el aula, y encima tiene padre abogado que se presenta en la justicia para denunciar un delito y dice que eso crea las condiciones para los golpes de Estado…(si, vean a Edu que lo lleva) digamos que algo de tensión va a haber.

Es interesante cómo estas cosas suceden sólo porque el tiempo político y del país son propiciatorios. ¿Quién se hubiese imaginado hace algunos años que los imberbes de los secundarios marcarían el camino para que los universitarios tomaran un envión entumecido? Es difícil, en mi experiencia, pasé de un secundario politizado a una desazón terrible de política universitaria. Nunca me sentí representado por los estudiantes- políticos de mi facultad, eso siendo bueno y no contando su longevidad y que nunca los vi estudiar, una linda paradoja de nuestra política. Pero eso es otro fardo.

Cuando la coyuntura favorece, algunas cosas suceden, por eso aparecen por primera vez los testimonios de personas torturadas en la dictadura y que nunca se animaron a hablar y lo hacen ahora no por ser funcionales a un Gobierno sino porque creen que alguien los escuchará realmente. También por eso se toman los colegios, se cortan las rutas –nadie reprime-  y se ganan las calles, porque hay lugar para eso de que nadie hace una (pequeña) revolución pidiendo permiso.

Hace unos días fue mi cumpleaños y mis amigos me regalaron libros. Amigos productos de la escuela y de la universidad pública, de la clase media que se aferra a la soga que pasa por el medio de su sector y que con las mínimas posibilidades que tuvieron hace años, ahora entienden que Carver, Cheever, Arlt, Puig, Mailer y Cohen son excelentes regalos para este repetidor.

Los otros viejos repetidores del país del viento no leerán esto porque ni usan Facebook ni leen blogs, están ocupados viviendo vidas más reales. 
 
 



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Fiel a la vieja escuela



No me canso de citar una de las frases más verdaderas y conmovedoras que se hayan dicho sobre el deporte, y corresponde al ex entrenador de los Houston Rockets, Rudy Tomjanovich, quien maradoneanamente dijo tras ganar su segundo campeonato a quienes no creyeron en ellos que “Nunca subestimen el corazón de un campeón”.

Y no es casual que cada vez que se necesite dar la talla, la selección argentina de básquet la de. Quiero decir, en situaciones donde puede llegar a ganar, gana. Aunque haya una pequeña ventaja para el rival, gana. Esta generación dorada que está dando sus últimos capítulos (es impagable haber sido contemporáneo) sigue emocionándonos.

Para este partido de octavos de final no contó  ni con Ginobili ni con Nocioni, el número uno y tres de una hipotética lista de jugadores más valiosos y aún así dio el piné que había que dar. Nada más difícil que hacer lo que uno tiene que hacer: entró Leo Gutiérrez y clavó sus triples, entró Cequeira y desgastó a un increíble Huertas, Jasen con su garra y goleo y bueno, que decir de Scola y Delfino. Este grupo denominado “generación dorada” ha visto cómo se retiraron jugadores insignias, los que forjaron el camino hasta aquí y aun así ese fuego se mantiene.

Ahora que respeto un poco a Cachito Vigil puedo citarlo, el dice que los campeones son personas comunes que hacen cosas extraordinarias. Y si juntamos ambas citas podríamos decir que el corazón de un campeón puede hacer cosas extraordinarias. Y creo que estamos orientados, porque aquél que pudo cruzar su Rubicón alguna vez tiene más chance de volver a cruzar otro –no el mismo- que uno que no lo hizo. Y por contagio, quienes son nuevos y pueden mediante su roce tener algo de ellos, es más que no haberlo tenido nunca (nada de esto se aplica para el fútbol, podría dar mis razones en otra entrada). Por eso Brasil deberá esperar.

Y si bien lo que quiero remarcar es el juego de conjunto, es imposible no hablar de Scola. Scola es como la neurosis: uno la conoce, sabe por dónde se mueve, que hace, en qué momentos puede llegar a tener más dudas, cuando se intensificará, cuando se la puede frenar un poco pero aun así no puede detenerla. Magnano lo tuvo muchos años, preparó defensas y no pudo contra el grandioso pick and roll de Prigioni y Scola. Luis no corre ni muy rápido ni salta muy alto, pero maneja todos los fundamentos de su puesto a la perfección –como lo hiciera Pepe Sánchez- y no le pesa en lo más mínimo ser quien tire del carro. Y por más que Argentina quede eliminada en la siguiente instancia nada de esto quedará opacado.

Finalmente recordé una frase del gran Muhammad Ali: "Los campeones no se hacen en gimnasios, están hechos de algo inmaterial que tienen muy dentro de ellos. Es un deseo, un sueño, una visión".
 
No hay apología al triunfo, hay apología al corazón.
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La solidaridad invertida


Cuando lo necesites, ninguna empresa te dará una mano, ese será el Estado.

Habiendo dicho eso continúo. Habrán visto  estimados lectores desde hace unos días el spot de Fibertel donde agradece a todos esos héroes ya no anónimos, a todos los que en grandes gestos de arrojo y desprendimiento dijeron “me gusta” en facebook, a todos los que se jugaron la vida y mandaron un mail a info@... Y a todos aquellos que desde las bases marcharon por todo el país para defender a una humilde prestadora del servicio de Internet. “Bravos napoleones sin batalla”.

He tratado de evitar el tema porque aun no me parecen claras las cuestiones legales que están en juego. Ciertamente por cierta desinformación mía, por no saber de derecho, etc. Lo que me interesa es la reacción de los indignados. Cuando un tipo se indigna porque en meses va a tener que cambiarse de servidor de Internet, hay que parar la oreja. Yo tengo Fibertel (bah, entre 3 router mediante y anda súper) y me importa tres pitos tener que cambiarme, no me interesa en lo más mínimo, no socava mi libertad de elección. Es obvio que es una movida del Gobierno y no hay disimulo en eso, creo que si tardaron tanto en hacerlo fue hasta juntar las cartas para ganarla. Es la lógica de la acumulación de poder para cambiar cosas: la táctica y la estrategia de la política, y la política es meter las patas en el barro. Todos aquellos incautos que piden a la política y a los políticos condiciones nobles e ideales que le pedirían más bien a una pareja o a un padre están equivocados. La sociedad es conflicto, lucha, debate e imposición en última instancia del más fuerte. Y nunca un sector empresarial debe ser más fuerte que el Estado.

Me aburre repetirme (cuando me doy cuenta) y dejar sentadas posturas que a esta altura quien haya leído este panfleto las conoce. Antes de irme de pista, miren el comercial:



Una usuaria rubia abre el comercial, linda, un suspiro entre sexual y de fastidio a cámara, antes estaba mirando una mancha de humedad en un edificio (publico seguro, donde “trabajan” los parias estatales, se nota por el aire acondicionado viejo), luego una espalda de alguien que sube desde Paseo Colón para internarse en el microcentro, luego otra niña con ojos muy azules y un rubiecito tirando a colorado, luego una joven pareja (casada) desayuna mirando las noticias en la compu (ella una chica bien -que lamentablemente para ella tiene un aire a la Pando- que se enamoró de un morocho y le queda bien al lado, signo de amplitud, tolerancia y libertad de elección). Todos siguen. Un Juan Perugia cruza la calle y sigue mientras un auto importado pasa detrás, la niña de nuevo, luego un señor que se preocupa mucho que pasará si tiene que cambiar el @..., luego la familia con 5 hijos (claro, antes no había internet) y un perro. Pasan un par más, y uno frente a la casa Rosada un tipo desafiante (que venía de mear) dice: “yo elijo poder elegir”.

Imagino las conversaciones de los “genios” de esta publicidad para crear el spot, citando a Sartre y eso de que la existencia precede a la esencia. Segurísimo, ¿o no? Yo tengo un amigo tirando a morochito que tiene Fibertel eh, y no se siente identificado. Ah, ¿él no cuenta? Ok. Si total esta pelea excluye millones. ¿Y si algún minero tiene Fibertel? ¿Puede elegir seguir?

El medio es el puto masaje, continuo masaje puro vacío, puro blablá que insiste en tratar a la gente de imbécil, apelando a un sentimentalismo guatemalteco, a decir que le están tocando el culo y algo hay que hacer, gente que se molesta sólo cuando o le tocan el bolsillo o matan a alguien que se les parece a ellos, o a su madre, o a su ideal, y nunca al expulsado local que vive en su ciudad. Es un ciudadano cuando le conviene, que desea una solidaridad invertida, su participación es 2.0 y cree que eso es algo. No, como tampoco es esto, tan sólo ideas aprisionadas en un .com que bien podrían desaparecer sin que lo elija. ¿Y?
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