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Y tendrá tus ojos



No todo se puede pensar. No todo se puede decir. Pero esto no es de una vez y para siempre, tienen que darse las condiciones de posibilidad para que lo que antes era inimaginable, lo sea. Las leyes por ejemplo, tienen un carácter performativo, es decir, pueden crear lo que antes no estaba, volver posible lo imposible, pensable lo impensable. Recuerden lo que se decía y entendía acerca del rol del Estado en los noventas y lo que se dice y piensa ahora. Y lo que se hace.  El pensamiento es cosa extensa.  

Con la interpretación pasa algo similar. Uno puede pensar equis cosa en un determinado momento y luego lo contrario. El cambio es inherente al pensamiento. El esencialismo sostenido y defendido por algunos no sólo es conservador y miedoso, sino también éticamente hipócrita y deshonesto. Pensar siempre lo mismo aunque uno esté equivocado, uf, se puede ir la vida en eso.

Una tragedia nunca viene sola. Y redobla la máxima de que Tánatos contagia. La muerte contagia. Pequeñas muertes, segundas muertes (simbólicas, imaginarias), muertes que nos preparan para la muerte. Entonces el término “sorpresiva” aplicada a una, pierde pertinencia.  

Siempre interpreté la línea del poema de Pavese “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” como que quien allí está enunciando, le atribuye los ojos de alguien a la muerte.  Pero ya no puedo pensarlo así, ahora entiendo que la muerte llega y se apodera de los ojos de uno. Y uno pasa a mirar la vida a través de esos ojos. Al menos hasta que esos ojos se cansen.

Recuerdo la frase atribuída a O. Wilde: "Disculpe si no lo reconozco, he cambiado mucho".
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Las marcas

“Tu figura crea, nuevas primaveras”
F. Bochatón, Balvanera

A veces cuando se me hace presente, me inquieta darme cuenta que no escribo  tan seguido como me gustaría y solía hacerlo. Es verdad que las condiciones de la producción –digamos, por ponerle un nombre exagerado- son bien otras, basta mirar el archivo a la derecha.  Alguna vez escribí acá que no importa saber sobre qué voy a escribir, eso suele presentarse con una fuerza que tiene la forma de agua acumulándose contra una represa. Otra manera posible de hacerlo es un recurso del oficio, escribir sobre la tarea de escribir. Un ardid que se acerca a la ficción.

Sosteniendo un minuto esa palabra, mirándola más de cerca podríamos decir que los límites entre ficción y la llamada realidad compartida son difusos. Sucede por ejemplo un hecho de los tinta roja que me gusta pensar: un tipo mata a 4 personas, las entierra en el patio y lo más orondo se queda viviendo en su casa, tomando del mate de los asesinados. Qué se le cruzó por la cabeza es una pregunta poco fructífera. Conjeturar explicaciones de corte psicologistas pueden tener asidero, pero su utilidad se aplica al caso puntual. En cambio, por ejemplo, cómo leer una aparente seguidilla de mujeres quemadas por hombres, tiradas de los balcones, molidas a palos o examinar el renovado brillo del sentido de la política en los jóvenes nos exige sumergirnos en una trama más amplia.
 
Si el sentido en lo social pugna por emerger, éste no suele ser transparente. Cuando un fenómeno se  presenta, lo hace en su carácter multideterminado, como un fractal lo contiene todo, ey seguramente intentaremos  interpretarlo. ¿Desde dónde? ¿A partir de qué categorías de pensamiento? Desde un lugar indefinidamente marcado, desde un sitio donde nuestra subjetividad habla y aborda –aunque no lo sepa- múltiples planos, incluido el político. 

¿Cuáles son los resortes que inclinan nuestra brújula para que nos movilice/adhiramos/rechacemos  algo que acontece? ¿Por qué hablar de patria ya no suena mal? ¿Por qué nos interesa que los recursos estratégicos sean del país? ¿Por qué nos emociona el relato de vida de Maravilla Martínez? ¿Por qué cada vez que alguien se declara apolítico nos parece un imbécil? ¿Por qué alguien del que se diga que es cool nos parece un garca? ¿Por qué importa ahora saber desde dónde habla un medio de comunicación?  ¿Por qué esto y no más bien nada?

Otra de mis obsesiones de lo real versus la realidad. Bueno, porque hay y hubo  gente ahí en un momento haciendo cosas, que bien podrían ser otras, pero no lo son. Eso es la ficción.
 Miro un rato de televisión la recuperación de YPF por parte del Estado. Está bien y está pletórica de sentidos, emociona. Gracias a mi infancia patagónica, viví de cerca el hundimiento en la más profunda indignidad del pueblo de Cutral Có tras la privatización de YPF. Esa olla a presión se cobró la vida de Teresa Rodriguez. Ese mismo contexto dio origen a una nueva modalidad de protesta social:  ahí nació el piquete. ¿Cómo? ¿Por qué? El imaginario radical creando.

Tiempo antes un tío en otra ciudad había sido despedido de SOMISA y forzado a reconvertirse en artesano de lámparas de vidrios, cuando antes se medía contra gigantescas ollas que fundían los metales que anhelaban ser una máquina.

Hubo quienes murieron de pie bajo el viento infame esperando al progreso como se espera a quien no se sabe si volverá. Siento el swing de las ideas que se explotan y son sólo pedacitos a completar por quien lea estas páginas. Las marcas no pueden ocultarse mucho tiempo, se habla y se vive desde ellas. Escribo porque tendría que estar haciendo otra cosa. Y no puedo evitarlo.


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