Lo que es del César
No me enfermé en todo el año, ahora que me estoy por tomar
unos días de vacaciones lucho mano a
mano contra una incipiente gripe. ¡Que lo parió a la clase media y el miedo
atávico de no tener trabajo! Corre por las venas del lenguaje ese deber ser hijo de
la inmigración, eco de la clase baja de las grandes ciudades que tuvieron un
par de hijos universitarios que se forjaron un futuro que no estaba destinado
para ellos.
Todo es memoria y
repetición del gesto. Una vez le pregunté a mi mamá por qué cada vez que yo le
decía que necesitaba algo –una lapicera, por ejemplo- me lo traía por
duplicado. Me contestó que porque para ella era muy importante que nunca me
faltara nada, que yo nunca llegue a sentir eso que ella había vivido alguna vez
en una ya mítica Rosario.
Tengo una relación desapasionada con el dinero. Históricamente
siempre fue todo más o menos. Mucho trabajo familiar y vacaciones
excepcionales, en el sentido de la eventualidad. No ir a la escuela y poder ir
al río, esas eran mis vacaciones patagónicas. No conozco Europa, pero tampoco
conozco ni Salta ni Tandil y a Mar del Plata fui por primera vez en el 94 antes
de los Panamericanos y recién el año pasado, y a trabajar. No pasa nada.
Me gustan mucho y tientan las novelas biográficas de Auster,
pero no seguiré su enseñanza. Nunca viví nada de esto como una frustración. Uno
puede ser medio feliz sin salir de su barrio, es el síntoma de los
platenses.
La relación con los objetos, con el dinero , con el mundo en
general está tan multideterminada que a
veces nos sorprendemos haciendo, diciendo cosas en las que no nos reconocemos, especialmente
en el primer momento de un sufrimiento.
Esta enfermedad que me está agarrando no es mía: soy
trabajador, pero tampoco tanto, hay otros mucho más enjundiosos y capaces, mi magia es modesta
y sufre de constantes interrupciones. ¿Se puede trabajar menos de 10 horas en Capital?
Ya me siento mejor, mi nariz está liberada, veo al gato agotado a mi lado, bañandose con lentitud. Es bueno
advertir qué cosa le corresponde a cada quién, hay que aprender a dejar de ser
gozado y ser un poco más libre, si para todo hay término y hay tasa, si finalmente todo es más o menos.
Tome conciencia de clase y pare de sufrir.
3 comentarios:
Yo vengo sosteniendo hace unos años la puja entre el trabajo estable y la incertidumbre. Cuando después de tanto patear conseguí trabajo en una empresa multinacional con todas las comodidades lentamente me fui volviendo infeliz, el trabajo de oficina quizás no sea para mí. Después de sufrir entre búsquedas laborales decidí dejar todo e irme por el mundo con mi laptop, mi guitarra y lo puesto. Creo estar más contento ahora contando las monedas, pero viajando. Mi desapego por el dinero es total, a veces pienso que nunca tendré mucho dinero porque mi ambición es muy corta. Me sigue pareciendo curioso, como un chico, como tanta gente deposita sus anhelos en el ahorro y la fortuna. Lleva mucho tiempo aprender a ser libre. En fin, espero ande todo bien licenciado. Salut!
La libertad está al principio y al final quizás? Lleva tiempo, sin dudas. El temita es el deseo, que nada sabe de dinero.
tarde, pero bueno.
en la entrada anterior mencionabas el "le trajimos la peste" y en esta estás apestado.
curioso.
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