El eco más largo del mundo
Después de horas y horas de ver programas deportivos donde
lo más cercano a un argumento o a una reflexión se ve en los cortes, llegando al
límite cognitivo de la absorción de palabras, pseudo ideas y comentarios totalmente contradictorios entre
sí llevados al límite de la paradoja y
el paroxismo cósmico, decido escribir para dejar de escuchar.
Desde hace unos días les vengo diciendo a mis amigos y todos
aquellos con los que hablamos de fútbol, que –humildemente- lo que tiene que
hacer Argentina es resignarse. Sepultar de una vez por todas la supuesta potencia mundial que alguna vez fue. Tener al mejor
del mundo de clubes no le da carácter transitivo para la selección.
El sistema
del fútbol argentino está signado por una epistemología de base cero. Una tradición de transmisión -intuitiva- oral es el endeble pilar sobre el cual se organiza el ecosistema que
tiene que darle a Messi el ambiente facilitador para que traiga la copa. En este, Maradona puede decir suelto de
cuerpo que no hay que comerse el chamuyo de Alemania y perder por goleada, se puede ver al presidente de AFA
caminar de rodillas para cumplir una promesa a la virgen, ver al actual DT inventar la
etimología de una palabra sin ponerse colorado y hasta negar la planificación como
método de trabajo.
El ideal del yo puede ser un gran motor para la vida, pero
también un gran freno inhibitorio. La idea de tener algo mejor del mundo entre
manos no es para cualquiera, ni siquiera para aquél que sea considerado como
tal. Nuestro hombre es el más hermoso en otro contexto, bajo otras normas,
dentro de un lenguaje que habla de proyectos, de continuidad, de
previsibilidad. Alemania lleva 12 años haciendo más o menos lo mismo, España un
poco menos. Acá tenemos al brujo Manuel y un par canales de deportes operándolo con mugre acerca de su vida privada.
Perder requiere
coraje. Perder atraviesa un plano de
niveles psíquicos y emocionales que no todos pueden transitar y estar a la
altura. Perder requiere una dignidad que la victoria desconoce.
No somos potencia, no podemos atacar todo el tiempo, no podemos salir jugando de
abajo, no podemos tener la posesión de la pelota. No ahora, no sabemos, no podemos, no hablamos ese lenguaje. Ya lo dije hace
mucho acá.
Todo en algún momento se pierde y se desvanece, o es
demolido. No es tan grave, viene desde el 86.
2 comentarios:
se te extraña en las canchas. Volvés como Larrondo, cada mil fechas. Pero a diferencia del "crack", volvés entero.
Gracias Gurú! Espero no me traspasen a Tigre sin pena ni gloria
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