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Barro es mi profesión y mi destino


“´You´ve been in the house too long´ she said, and I naturally fled”
The Smiths


Retirarse a tiempo. Irse de los lugares y de las personas en el momento indicado es algo muy difícil pero no imposible, si uno ha prestado un poco de atención a las cosas y a sus derrotas es probable que tenga más chances de prever o hasta de adelantarse al crack del que no se puede volver.

Mientras los ejemplos se me caen de las manos y no podré abarcarlos todos, me preguntaba por qué me puse a pensar en esto. Resolví que lo más sencillo era lo siguiente: ayer en la cancha de Huracán pude ver por primera vez en vivo la tribuna que lleva el nombre del querido Ringo Bonavena. Hoy cuando escuché que Baldomir –ex campeón mundial a los 34 años- va a volver a pelear pensé en todos aquellos grandes boxeadores –no es el caso del Tata- que no pudieron retirarse a tiempo.

El boxeo, no sólo en Argentina sino en todo el mundo tiene sus orígenes en los barrios más pobres de las ciudades. Las biografías de los boxeadores suelen estar marcadas por estos orígenes humildes desprovistos de las condiciones que uno podría suponer básicas para que una persona puede preocuparse por otras cosas que no sea comer. A Martillo Roldán lo descubrieron en Freire, un pueblito de Córdoba donde era la sensación del pueblo porque peleaba contra un oso en un circo. Como esos ejemplos hay muchos.

No hay mucha diferencia entre un escritor y un boxeador, ambos se ganan la vida con sus manos, aunque el boxeador es mucho más sagaz y veloz. El boxeo no es más que una transformación de las milenarias peleas que se podían ver por ejemplo en Roma. Quien no lo considere un deporte allá el, pero si nos ponemos formalistas, reúne todas las condiciones para ser uno como lo es canotaje.

Volviendo, si algo no saben la mayoría de estos muchachos es retirarse a tiempo. Aquí es donde se hace más evidente que lo difícil es mantenerse en la cima del deporte por mucho tiempo. Junto a la fama en el boxeo vienen las mujeres, los excesos y las proposiciones de todo tipo.

A pesar de que para ser top mundial en cualquier deporte es indispensable ser súper profesional, el boxeo sigue siendo un poco más laxo que otros ámbitos Me animo a decir que este mismo profesionalismo le ha quitado al boxeo un poco de mística. Sumado a eso, ya no existen ni tantos ni tan buenos boxeadores como había antes.

"Manos de piedra” –si, es así- Durán fue un grandísimo campeón que peleó casi hasta los 45 años. Holyfield hasta los 45, Foreman lo hizo hasta los 50. Ray Sugar Leonard otro tanto. Tyson creo que ya tiene 40 y sigue dando pena.

Todos fueron grandísimos campeones, de los mejores de todos los tiempos y no es que no supieron cuando irse, no pudieron. Y es comprensible, porque ¿qué hacer después de haber sido el mejor del mundo en algo algunos años? Entonces Ringo terminó muerto de un escopetazo en el pecho en un burdel yanqui, Gatica atropellado por un colectivo, Monzón mató a su mujer y después se mató en un accidente de auto...

Algunos finales dan tristeza, otros se los veía venir, pero al igual que en el tema Maradona; nadie que los conozca un poco se puede sorprender. En general las críticas suelen ser prejuicios de clase. Ayer en Parque Patricios me lo imaginaba a Ringo corriendo por sus calles, paseando en su auto importado, su ropa cara y su cigarros que se había ganado con sus puños, y junto a eso la tremenda tristeza que acompaña a los boxeadores en esas calles grises y derrumbadas de este deporte. No lo es todo, siento una irrefrenable simpatía por estos deportistas que fueron grandes y que cayeron tan fuerte desde allí.

Del barro vienen y al barro van sería una lectura. Otra, la que yo prefiero es que directamente somos más barro que otra cualquier otra cosa, como dice Miguel Hernández


“Me llamo barro aunque Miguel me llame.
Barro es mi profesión y mi destino
que mancha con su lengua cuanto lame.
Soy un triste instrumento del camino.
Soy una lengua dulcemente infame
a los pies que idolatro desplegada
Como un nocturno buey de agua y barbecho
que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus zapatos y a sus alrededores,
y hecho de alfombras y de besos hecho
tu talón que me injuria beso y siembro de flores."


(Pareciera escrita a los boxeadores. Enlace al texto)
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La canción del verdugo


"No es fácil escribir en primera persona sobre un personaje que es más fuerte y más valiente que tú. Pero hay que hacerlo, porque si todos tus personajes tienen tu mismo nivel, no te enfrentas a temas más importantes."
Norman
Mailer
.


Ya tenía las yemas de los dedos negros de tanto revolver entre los puestos de libros de Plaza Italia –como en El nombre de la Rosa- cuando lo vi aparecer robusto entre folletines y bestsellers. “La canción del verdugo” de Norman Mailer me miraba envuelto en un folio, preservado del contacto con otros libros que él mismo consideraría menores, y a tan sólo 25 pesos. Lo compré sin dudarlo, de hecho lo había estado buscando sin suerte en otros lados. Había leído a Mailer decir que ese era uno de sus mejores libros, que había empezado a escribirlo motivado un poco porque –a pesar de quererlo- estaba harto de escuchar a la prensa hablar sobre “A sangre fría” de Capote.

Me tomé el 59 para emprender el camino a casa y lo abrí. La primera palabra era el nombre de una amiga con la que había estado hablando sobre Mailer los días previos, la misma que me había robado de mi casa “El prisionero del sexo”. Le conté la coincidencia y entre sus gritos e hipérboles no pudimos entendernos.

La novela fue publicada en el año 1979 y le valió al autor un Pulitzer. Es considerada por cierto sector de la crítica como una de mayores novelas-reportajes del siglo XX y los elogios no son nunca suficientes.

Gary Gilmore, el protagonista, había pasado 18 de sus 35 años preso cuando, habiendo obtenido su libertad condicional, cometió dos crímenes inmotivados, asesinó a sangre fría a dos norteamericanos sin proponérselo pero . Las narraciones de Mailer son excepcionales. Tras una aparente simplicidad se encuentra un autor omnisciente que juega con el lenguaje como pocas veces he leído algo. La experiencia de leerlo en inglés es aun más impactante.

La novela contiene fragmentos de cientos de entrevistas hechas a Gilmore que el documentó y de la correspondencia entre Gary y su amada Nicole de 19 tiernos años. Sobre éstas cartas Mailer ha dicho que son la más fina literatura que el haya leído jamás. Muchas de las cartas y extractos de entrevistas aparecen tal cual en el libro.

Gilmore fue sentenciado a la pena de muerte –el primero desde su reinstalación en Utah- y lo curioso del caso es que el se negó a apelar el fallo, lo cual le dio gran trascendencia pública. Los defensores de los derechos humanos lograban interponer recursos para demorar la ejecución mientras Gilmore gritaba a los cuatro vientos que quería ser fusilado en tiempo y forma. La novela también describe la sociedad americana de ese entonces: el puritanismo mormón de Utah, la vida ordenada y “normal” de las dos víctimas versus los irrefrenables impulsos de Gilmore por la violencia y el sexo descarnado con su joven novia. Por momentos la traducción edulcora y quita fuerza a las escenas de violencia y sexo, pero aun así, es increíble cómo alguien puede mantener el suspenso por casi 600 páginas.

La negativa de Gilmore a hacer uso de sus derechos de apelación de la pena lo fue convirtiendo lentamente en un héroe de la clase trabajadora y la figura más buscada por los medios de aquél entonces a los que terminó vendiendo los derechos de entrevistas para darle ese dinero a Nicole.

Recuerdo que cuando comencé a leerla no sabía que el caso de Gary Gilmore había sido “en verdad” en Utah. Tal es la genialidad de Mailer que esos límites se confunden pero siempre es ganancia para el lector.

Cada vez que me preguntan cuál es mi libro preferido, estoy tentado a decir que “La canción del verdugo” se ha convertido en ese, traicionando junto a mi memoria a muchos otros que en otros tiempos me han deslumbrado.



Carta de Gary a Nicole ya estando preso:


“No soy un hombre débil. No he sido nunca ni un castrado ni una rata; he luchado siempre. No seré el más duro de los malnacidos que corren por ahí, pero siempre he dado la cara y contado entre los hombres. He hecho algunas cosas que harían temblar a más de un mamón, y he aguantado cabronadas que nadie debiera soportar. Pero lo que quiero que entiendas, mi niña, es que mi corazón es tuyo, y que con mi corazón tienes, creo, el poder de aplastarme o destruirme. Te ruego que no lo hagas. Lo que siento por ti me deja sin defensa.

No puedo compartirte con ningún otro, con ningunos otros, Nicole. Antes me quiero muerto y ardiendo en alguna forma de infierno, que saberte con otro hombre.


No consiento en compartirte. Te necesito entera.

Si yo paso sin joder, tu puedes hacer lo mismo. Perdóname la crudeza, pero es la verdad. Nos amamos mutuamente y nos pertenecemos el uno al otro; no nos lastimemos, no nos lastimemos jamás.

Este dolor me paraliza. No puedo dejar de imaginarte con alguien. No puedo. Y tengo que echar de mi mente esas feas imágenes. No quiero que nadie te bese ni te tenga ni te folle. Eres mía y te amo.

En la última página de tu carta decías que no volveré a tener motivo de sufrir así, que lo vas a dejar, que era la verdad, decías. Cristo bendito, de los jodidos treinta y cinco años que tengo, más de la mitad los he pasado en la cárcel.

Con todas las cosas que me han pasado, tendría que ser un cabrón de lo más duro.


Pero no soporto estar lejos de ti: te echo en falta a cada minuto.

Y no puedo tolerar la idea de un hombre estrechando tu cuerpo desnudo y mirándote poner los ojos en blanco mientras reposa él entre tus brazos.

Ni puedo ni quiero compartirte. Tienes que ser toda mia. No me importa lo que dices de que ee loco corazón tuyo no sepa decir no a quien te pide ser feliz. Mi corazón, loco también, pide a tu loco corazón que no diga no cuando te pido que seas solo mia en mente, alma, vida y corazón. Deja que sea el próximo y único hombre que te tenga.

Dios mio, cómo te necesito, nena, nena, nena, folla sólo conmigo no folles con nadie más, no lo hagas, no, que me mata. No me mates.

¿Es demasiado pedir? Escribe y házmelo saber…


DIMELO DIMELO,
MALDITA SEA
DIMELO


Joder hostia mierda Dios Nicole

Dimelo.

Miércoles y Domingo distan demasiado entre si… ¡¿Por qué no me escribes más?!
Nicole, no vayas con nadie, no lo hagas, no no, no, no

Estoy jodiendo de mala manera con esta carta. Es preciso que la termine de algún modo y la termino así. Te necesito TODA. No te comparto con nadie. Te quiero. TE QUIERO TE QUIERO TE QUIERO TE QUIERO.

No, no estoy borracho ni cargado ni nada, soy yo y nada más que yo quien escribe esta carta carente de belleza: sólo yo, Gary Gilmore, ladrón y asesino. El loco de Gary. El que un día soñará que era un tipo llamado GARY, que vivía en la América del siglo veinte y que algo iba muy mal… pero qué era, qué es lo que iba mal, bueno, las cosas están tan cagadas, tan supercargadas, como solía decirse en el Spanish Fork del siglo veinte. Y ese tipo recordará que también había algo muy bello en aquel antiguo Imperio Mormón de las montañas, y empezará a soñar con cierta zorrita de ojos verdes y pelo rojo oscuro que ponía en blanco los ojos y se le tragaba entera la polla y reía y lloraba con él y no le importaba que tuviera los dientes jodidos sin remedio y le enseñó a follar otra vez con mujeres, y no con su mano y con las fotos del Playboy.”
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Fervor de Buenos Aires


“...porque se equivoque uno no tiene por qué pagar el fútbol. Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”.
D.A.Maradona


Y vaya que ha pagado. Y lo sigue y seguirá haciendo hasta el fin de sus días –que ya son todos de regalo-. Es una obviedad que ser él es muy difícil. Ha sido el muchacho díscolo desde que apareció en la primera división con tan sólo 15 años y ha estado en todos los medios del país y el mundo desde entonces. Su carrera y vida pública son muy conocidas tanto como su vida privada.

Post partido ante Uruguay: “que la chupen, que la sigan chupando”. Yo pongo el énfasis en la palabra “sigan”. Ejemplifica bien dónde está parado el 10. Si bien desde que asumió como DT de la selección -de más está decir que como DT no debería osar dirigir ninguna cosa- la cantidad empalagosa de elogios que siempre ha recibido mermó, pero los medios y sus amigos en negocios se la han estado chupando desde fines de los 70s. Es una sutileza, sólo un cambio de cualidad.

Maradona 100%. Lo que Diego puso de manera brutal en evidencia era que todos se la han estado chupando y seguirán, solo que de un modo chocante, como cuando alguien dice algo que todos piensan y nadie se anima a decir: el efecto es instantáneo y sin lugar a dudas o todos se ríen o se sienten embargados de vergüenza, lo siniestro tiene lugar, lo horrible emerge de entre lo familiar.

Niembro & Cía hace un tiempo pedían a gritos que había que darle una oportunidad a la “generación del 86”. Bueno, acá están los resultados de esta gente poco profesional. Pero así es Maradona: intratable por donde se lo miren, tiene su ley propia, ley que construyó junto al mundo periodístico que ahora se levanta las medias después de que los mandara a hacer la primera acción que hace un ser viviente. Como si no nos diéramos cuenta que Fantino y Vignolo están duros, que Veira debería estar preso y de que Closs le pegaba a la hija de Bianchi y a Luciana Aymar.

Las críticas tienen el mismo tono que le hace la oposición al Gobierno. Grondona, el ferretero de Arsenal, por alguna curiosa razón se aferra a la vida –su madre vivió más de 100 años- acomodándose y traicionando a quien sea, Grupo Clarín incluido, quien lo ayudó a construir este poder corrosivo. Grondona dirige la AFA desde hace 30 años y es vicepresidente de la FIFA hace más o menos lo mismo sin saber una gota de inglés.

Maradona, el único jugador que luchó para crear la Asociación de Jugadores a nivel mundial –es decir, crear el gremio- llevándole la contra a la FIFA, organismo que nunca lo quiso y que puso a una mujer rubia y regordeta –inocua ideológicamente- en el campo del mundial 94 para llevarlo al antidoping de la mano.

Los Simpsons lo respetan, en cambio a Pelé le ponen bolsas de dinero en sus manos por dar el puntapié inicial en un partido o por auspiciar cualquier marca.

Diego atacó a la Iglesia, cambió de partido político según el viento, tiró balinazos contra los periodistas, asumió su adicción a la cocaína mil veces, se lamentó no haber sido mejor jugador si no hubiese tomado, y así totalmente dado vuelta dio mil entrevistas donde el periodismo se regodeó deseando que explotara como un chancho.

Cuando decía cosas como que Pelé debutó con un pibe, ese reaccionario sector que va con el viento del lugar que más rédito de, se reía y comía de ese manjar, ebrios de poder y vanidad. Hoy Maradona está más cerca de ser el peor DT de la historia de la selección, aunque seguramente pasará la primera ronda del mundial e irónicamente llegará más lejos que el gran Bielsa.

Maradona siempre lo dijo, no es modelo de nadie, no se lo puede atacar por ese lado, difícil sería querer que alguien que queremos siga su ejemplo. No tiene sentido correrlo por ese lado. Ese Diego que andaba en camión por el barrio de Mirtha Legrand, tiraba fuegos artificiales a la tarde y amagó a comprar todo el vecindario cuando se le fueron a quejar es el mismo ingobernable de hoy y de siempre. Por eso no me sorprendo ni dejo de quererlo, sólo lamento que juguemos tan mal.

Papelones y vergüenza da el tipo de la foto, siervo de la FIFA, o lo que hace Bilardo - ex candidato a presidente de la Nación- y Grondona.

Lo que hace Diego es de Diego, el que le dio dignidad al sur de Italia, el que murió en Punta del Este, tiritó en Cuba, hizo tele, un jugador mediocre lo hizo abuelo y ahora junto a un cuerpo técnico de gente poco proba nos llevará a pasear a Sudáfrica donde la masa autóctona de allí sabrá valorar al que viene del y vive en el barro como ellos, el que puede sintonizar emocionalmente con casi todos, el que se supera en cada doble negación.
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El oficio de estar sentado


Curiosos tipejos son los vigiladores nocturnos de los edificios. Durante mi larga estadía en éste, he visto pasar varios, algunos han estado el suficiente tiempo como para poder sacarle esa radiografía que se hace durante breves diálogos. En mi edificio, hay un tipo vestido de manera curiosa entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana. Se hicieron “necesarios” una vez que le robaron a alguien hace más de 10 años y representan un importante porcentaje en las expensas. Yo sinceramente dudo de su necesidad, su única función es pararse a ver –cuando lo hacen- cuando alguien entra un auto.

Recuerdo a Rasputín –nunca supimos su nombre, pero su aura nos inspiraba ese-, un tipo desgarbado de estatura mediana, pelado en todo el centro de su cabeza y con cabello a los costados sobre sus orejas. Ante cada saludo respondía con un soplido, a lo sumo un fonema, nunca una palabra. En sus días de buen humor, acompañaba moviendo la cabeza. Una noche vi a otro tipo, la segunda noche estaba el mismo así que le pregunté al encargado qué había pasado con Rasputín. Me dijo que lo había atropellado un camión mientras andaba en bici de madrugada.

Hubo un tiempo donde pasaron varios intrascendentes, recuerdo a un jóven del cual nunca supe su nombre que simplemente no podía dejar de hablar. Bastaba un “hola” para que lanzara varias oraciones seguidas sobre sus pesares: que no lo hacían efectivo en ningún edificio, que le pagaban su sueldo en tres cuotras por mes, que su mujer lo presionaba mucho. Yo sólo los saludaba, pero a esta altura como sabían que yo era el de la planta baja se sentían autorizados a intentar ser amigos, los tengo tan cerca que puedo escucharlos como si estuviesen en una habitación contigua pero sin estarlo, y no sólo interrumpen con sus ruidos, sino que cuando de este recinto se emiten sonidos que mejor sería que nadie escuchara, están callados.

Luego titularizó Cacho, un entrerriano al que le faltaban dos años para jubilarse y cuya frase de bienvenida era insoportablemente adorable, cual Papa Noel soltaba: “¿jo jo jo cómo le va?" E inmediatamente esperaba una respuesta no muy breve para tener un diálogo acerca de cualquier cosa, sin importar la hora. Tenía algunas cosas muy molestas: la radio fuerte toda la noche y no se dormía: salía a la vereda y hablaba con la gente que estaba en la parada del micro. Una pesadilla mesopotámica.

Llegó su jubilación y fue reemplazado por un hombre de más de 60 años con un bigote como el que el loco lindo que ilustra la entrada y un peinado a lo Morrissey cuando era joven. Éste es el peor de todos: habla solo todo el tiempo, algunas veces se da ánimo para no dormirse: “dale boludo no te duermas”, otras parece que reza en un murmullo inaudible, a veces se queja a una gran velocidad que no puedo distinguir las palabras, si tengo suerte sólo lee en voz alta.

También tamborilea sus dedos contra la mesa y toca la batería con una regla y su pie. Hace unos meses tiene un hábito nuevo –un tic con suerte y no un diálogo insospechado con alguien- que consiste en imitar el gorjeo de un pájaro. Un ruido similar puede producirse al friccionar la suela de la zapatilla contra un mosaico. Es impresionante, en este mismo momento se cumple aproximadamente media hora que lo está haciendo, su fuerza es envidiable, estoy casi seguro que lo hace con la boca, me gustaría salir de golpe y agarrarlo con las manos en la masa -quién sabe, quizás también es parte de la función-.

Sobre la mirilla de la puerta que me comunica al hall donde gorjea este bigote tengo esta foto que me recuerda el débil equilibrio de las cosas.
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La hipocresía de la tolerancia


La tolerancia no es un valor/condición/cualidad nueva, sin embargo su uso ha mutado en los últimos años. La tolerancia hoy en día está revestida de un halo de santidad, benevolencia y pulcritud que ha sido utilizada por ejemplo por la oposición al Gobierno como bandera de civilización y como herramienta de desprestigio. El gobierno es para ellos un cúmulo de personas insensatas, caprichosas, que intentan avasallar a quienes piensan distinto de múltiples maneras, por ejemplo con la Ley de Medios que se acaba de sancionar, la “ley mordaza” o “ley K” como bien han establecido no ingenuamente los medios del Grupo Clarín y aquellos timoratos que se han encolumnado detrás.

¿Quién podría declararse en contra de la tolerancia? No muchos. Parece algo noble. Pero tiene toda una veta cínica e hipócrita. ¿Quién podría creer de boca de Rodriguez Saá su arenga a favor del diálogo y el consenso? Cuando fue él, como fugaz presidente, el que pronunció ante el veletísimo clamor popular de ese recinto que Argentina dejaría de pagar la deuda externa. Imposible creerle.

Ayer en el Senado, Pichetto lo dejó en evidencia –y castigó de paso a Cleto- y puso de manifiesto lo que todos saben: la democracia tiene concesiones parciales, genera muchas divisiones y es un sistema imperfecto que hay que sostener a como de lugar. Y en ejercicio del poder, quien tiene la mayoría se impone, negocia hasta cierto punto, hace concesiones para mostrarse humano, pero finalmente se impone. Y acá es cuestión de tomar partido. Cuando EEUU vendió e impuso su receta neoliberal a América Latina, las acompañó con gobiernos de factos y luego con democracias que debilitó durante los 90s. Quizás esa sea uno de las razones de la ausencia de políticas de Estado a largo plazo independientemente del Gobierno de turno. Quizás sea el momento de escuchar a Zaffaroni y su propuesta de cambio a un sistema parlamentario de Gobierno.

Pero en realidad, estas cuestiones exceden mi conocimiento y quería hablar sobre el enmascaramiento de la tolerancia. Freud hacía un pseudo chiste diciendo que el hombre se hizo hombre cuando dejó de lanzar piedras y lo reemplazó por un insulto. Bueno, todos quisieran lanzar piedras, pero tienen que contentarse con la tolerancia. Que De Narváez salga a pedir diálogo, y todas esas virtudes ponderadas por la Iglesia es la muestra más clara de la Ideología actual. Enmascararlo, invisibilizarlo es la muestra más fuerte de la ideología funcionando, ya lo he dicho en otros posts así de aburridos, decir que no existen las ideologías es la forma más clara, el estado más puro de la misma.

Ayer mientras escuchaba el –en líneas generales- pobrísimo nivel del debate en el Senado, me puse a ver unas entrevistas al amado Normal Mailer, y en un momento dice:

si, todavía pienso que los mierdas nos están matando, todavía siento que el mundo se está convirtiendo en algo siniestro, mediocre, que no es inevitable, ya no suceden tan seguido cosas maravillosas, los seres humanos eran mejores, ahora lo mejor que te puede pasar es hermoso, está bien, es noble… y al mismo tiempo hay un triunfo de lo mediocre, me refiero a mi viejo amigo el plástico (da un gran rugido de león y se ríe, le alcanzan una tapa de plástico) los chicos crecen chupando estas cosas, lo tocan, tus dedos no sienten nada, tocás vidrio sentís un poco, tocás madera sentís un poco más, pero con esto, no sentís nada y ya llevamos más de 4 décadas sometiendo a infantes y niños a jugar con esta cosa, es imposible que sienta afecto por el. ¿Qué es el plástico? Piénsalo bien. Es el excremento del petróleo, así empezó. Lo que le pasó a esta gente que estaba ganando sus primeros billones con el petróleo, es que se dieron cuenta que estaban derrochando el desperdicio del petróleo cuando lo estaban refinando, entonces alguien se dijo que estaban perdiéndo una fortuna, de manera más justa: estaban meando una fortuna, entonces se dijeron “vamos a usar este desperdicio”. Y así ahora estamos rodeados del excremento del petróleo. Nadie ha sido nutrido con plástico, es funcional, es el equivalente espiritual a lo políticamente correcto, es funcional, sirve a una causa, y el costo de servir a este propósito es enorme. Te reparan los dientes con plástico, antes te ponían mercurio, oro, plata, distintos metales, podías tener cierta relación con el Diablo. El mercurio te daba… sabe Dios que cosa, y por otro lado te ponía en contacto con las fuerzas locales, ¿ahora qué tenes en los dientes? plástico, tu boca se siente dormida, besas peor…”

Otro ejemplo de la transición de la modernidad a la llamada posmodernidad.

La desustancialización de las cosas que ya he nombrado: el café sin cafeína, azúcar sin azúcar, sexo seguro –sexo sin sexo-, guerra sin muertos, y toda la gran pavada mentirosa del mundo light -al que tengo en lista de espera para decir dos o tres cosas cual viejo gruñón- tiene su correlato con las nuevas subjetividades y valores actuales. Insisto que no es conservadurismo, no es la lógica del forro de Recondo diciendo que está orgulloso de no dejar trabajar a su mujer, no, es que reina un blablá generalizado que crea grandes ilusiones y las destruye con su otra mano fácilmente y me hace escéptico.

Puede ser que Kirchner haya dilapidado en un año todo lo bueno que había hecho, pero la intolerancia y cierta actitud vindicativa es lo menos criticable de todo. Uno también sabe donde va a pararse –no dónde está parado- porque ve quienes están en la vereda de enfrente, y en mi caso la elección es muy fácil. Y ciertamente, la democracia es irremplazable, que los eunucos bufen, que digan lo que quieran, pero la clase política se deshilacha.

Cedo falta de coherencia textual a favor de la intensidad. Un romántico profesor mío solía decir que una revolución no se hace pidiendo permiso, ni en un día. Mi voto es a favor.
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El salón de los pasos perdidos


“La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos se conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser el último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso. Entre los Inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que no esté como perdida entre infatigables espejos. Nada puede ocurrir una sola vez, nada es preciosamente precario. Lo elegíaco, lo grave, lo ceremonial, no rigen para los Inmortales. Homero y yo nos separamos en las puertas del Tánger; creo que no nos dijimos adiós.

Extracto de “El Inmortal” , cuento de J.L. Borges que está en el Aleph


Efectivamente, entre dos inmortales no decirse adiós no tiene importancia, no es una cuestión de modales, en algún momento volverán a cruzarse y a hablar como lo vienen haciendo desde el comienzo de sus tiempos.

Por el contrario, nosotros los mortales quizás sin saberlo ya nos hemos despedido de alguien para siempre. Y es en esta fugacidad sin bises donde radica lo maravilloso de existir. No volverá aquella noche -ahora ficcionalizada- donde creíste tener una epifanía entre el éxtasis sexual y la cara de esa mujer entre tus manos. Se ha ido. Lisa y llanamente. Ahora es una huella en una mente que la piensa, que trata de vencer los girones que el tiempo y los nuevos acontecimientos le infringen.

Una forma de negación o desmentida -distintos mecanismos psíquicos- de esto se puede ver en los recitales (pero puede ser en cualquier acontecimiento) donde la experiencia suele estar mediada por una cámara de fotos o cualquier artefacto que haga las veces de. en forma compulsiva y alienante. Pareciera que fuese más importante el momento posterior al acontecimiento que estar ahí viviéndolo sabiendo que no se volverá a repetir jamás. Tratar de revivirlo antes que vivirlo. Desoír esto no es sin consecuencias, habla de cada uno.

Una foto o un video pueden servir de estímulo-señal para revivir algunas cosas “como sucedieron”, pero son un engaño. Ese es un momento ya muerto, todo lo que tenemos de él vive en nosotros, en nuestras propias fotos y videos mentales que editamos, borramos, agregamos pedazos de otras películas –contadas por otros, confusiones indiscernibles- que siempre son la misma y otra distinta a la vez. Es curiosa la metáfora popular de algo “guardado en la retina”, le confiere demasiada importancia a la visión, además: ¿cuánto gigas pueden entrar en un ojo?

La vista no tiene memoria, el deja vú es una falla, como bien nos enseñó Matrix. Todos esos fallos son indicios que estamos habitados, hechos de cosas que desconocemos, que están ahí pulsando para salir, su fuerza es inmortal y termina cuando dejamos de ocupar un espacio físico. Se puede vivir sin ese rewind, no tiene nada que ver con negar la historia, al contrario.

Quien no tiene a Dios a sus espaldas no puede engañarse por mucho tiempo, no hay tiempo suplementario.


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