El gran matón
Si mal no recuerdo, el primer libro que leí de él fue “Los hombres duros no bailan”, una novela policial de sexo, rubias, droga, matones y muerte. Hasta aquí no había nada del otro mundo, era una buena novela, sobre todo sus diálogos, él es un gran dialoguista. Fue una buena primera impresión, guardé muchas escenas en mi memoria. Recuerdo que se lo presté a mi chica de aquél entonces y unos años después lo traje a colación, ella decía no recordar nada –aunque es una buena lectora.-
Después de ella –de la novela-, leí “El parque de los ciervos” una historia ambientada en Hollywood donde los protagonistas principales son un director de cine y un ex piloto que ansía ser escritor y lo convencen de vender los derechos de su vida para filmar una película. No voy a entrar en detalles, pero ya en esa novela me atrapó este petiso genial y ególatra, dueño de una potencia mental comparable a la de Sartre, y prolífico como pocos.
¡A los 34 años escribió su autobiografía llamada “Advertencias a mi mismo (1959)”!, donde repasa su bibliografía hasta ese momento, junto a un par de cuentos y reflexiones sobre escritura, la suya. Hace poco la encontré en una hermosa librería de Santa Fe al 2200, librería donde trabajan 3 generaciones y un octogenario es la ley. En este libro Mailer cuenta el tortuoso proceso de escritura de “El parque de los ciervos”, su tercera.
Después de haberse convertido en una estrella en Estados Unidos en 1948 luego de haber escrito "Los desnudos y los muertos", y habiendo sido defenestrado por la crítica por su segunda – Costa Bárbara- , su tercera era todo un desafío para él, que debía probarse aquello de lo que no tenia duda: que era muy bueno.
En la película de Woody Allen “El dormilón”, éste le dice a un científico: “Éste es un retrato de Norman Mailer, legó su ego a la Facultad de Medicina de Harvard”. Hay otros ejemplos de su peso como figura pública –polémico y salidor, hasta se candidateó a alcalde de New York-, fue citado en varias canciones (de Lennon a Manic Street preachers), apareció en los Simpsons, hizo películas y hasta un capítulo en Gilmore Girls.
Quiero centrarme en algo que él dice de su tercer/a novela -me gusta más sin la a-. En un artículo de su autobiografía, que volverá a publicar en “Un arte espectral, reflexiones sobre la escritura (2003)” Mailer cuenta que su estado de depresión y drogadicción le quitaban fuerzas para luchar contra las 8 editoriales que le habían rechazado el libro, entre otras cosas calificarla de obscena, hasta que dio con Walter Milton, el hombre que editó Lolita de Nabokov (“es el único editor que conozco que sería un buen general”).
Eso no fue suficiente y su peregrinar duró varios meses de corrección e insatisfacción hasta llegar a la publicación y lograr un éxito moderado, lo cual dijo que resultó ser un empate luego de tanto sufrimiento. El vacío posterior le duró bastante tiempo, su amargura ante las feroces críticas lo llevó a publicar de su bolsillo, extractos de reseñas en forma de aviso en un diario muy importante de USA, al mes de la salida del libro, que decía:
“En todo Estados Unidos El parque de los ciervos no recibe más que desvaríos:
“El peor serpentario del año en ficción”, “Sórdido y mugriento”, “Taradez irreflexiva … dorada pila de basura”, “repugnante”, “exasperante”, “torpe”, “injusto”, “indiscriminatorio”, “perturbador”, “de mal gusto”, “bazofia”, “irritante”, “tonto”, “chapucero”, “una sarta de porquería”
Su primer novela es buenísima, los otros tres libros que cité son menores en su obra pero aún así están muy arriba de una media imaginaria. Acá abajo hay una perlita, el trailer de la película clase B “Los hombres duros no bailan”, donde nuevamente tomó el recurso de las críticas.
Mailer es imprescindible, si me da la voluntad y capacidad más adelante hablaré de sus grandes novelas.