En busca de una deontología periodística


Tengo una pequeña obsesión con los medios y con algunas maneras de hacer periodismo. Algún antepasado fue editor del diario más importante de Rosario sin haber terminado el secundario. Pero lo fue gracias a su preparación no sólo en las deshoras del día sino también de la calle. La teoría separada de la praxis es como la Coca Cola light: parece, pero no es.

No me dan los años para haber vivido grandes etapas del periodismo. Pero si algo ha sucedido desde la intentona destituyente de la entelequia llamada “Campo”, ha sido la visibilización de los hilos que cada sector periodístico defiende. Supongo que en la primera clase de la facultad de periodismo se les debe decir a los alumnos que, por ejemplo, la objetividad no existe, que la realidad no es una, que las interpretaciones la moldean y le dan forma. Luego en la segunda que la verdad es la verdad de quien tiene el poder, y si hay una verdad que impone el poder, en esa tensión hay otras verdades que sufren. Ergo, hay muchas verdades y los fenómenos son múltiples y complejos. ¿No?
 
Otra digresión para otra entrada: la metáfora no debe ser la de luz acerca de los hilos que cobraron mayor protagonismo, es mejor que no sea adjetivada de esa manera. Pero eso que sucedió quizás no haya sido de la dimensión que creímos y sólo se esparció sobre un sector acotado de la sociedad. Es una tesis de miedo para pensar con prudencia parte del predominio macrista en la Capital. La luz es un privilegio, lo saben los habitantes de las zonas más pobres y todos aquellos que se hayan encontrado en cuerpo y alma con el discurso de Carrió.

Vuelvo: el caso de Zaffaroni, una acción de un tercero (que no constituye un delito: la prostitución no es un delito, todos lo saben) es manipulada por un medio y reiterada hasta la náusea por sus satélites de radios, televisión y diarios. La repetición genera una sensación, el rumor y su estructura gestáltica se esparce como reguero de pólvora y logra su cometido: toca la imagen. Las imágenes sostienen lo real, y en esta sociedad cada vez más atrapada en el laberinto imaginario, ellas pueden tomarse por verdaderas sin necesidad de comprobación.

Mucha sangre se derramó para que se invierta el peso de la prueba: ahora se asume la inocencia, lo que hay que probar es la culpabilidad. Pensar que antes esto no era así, hiela la sangre. Estar a salvo de las arbitrariedades del poder es una lucha constante, el Estado también (y lo hace) comete injusticias. Pero desatar campañas de este tipo, como advierte el propio damnificado, es el caldo de cultivo para que los censuradores salgan nuevamente a la escena y su discurso represivo cobre protagonismo. Es decir, que una acción con “las mejores intenciones” (desconfíen siempre de esa frase, me recordaré hacer una entrada al respecto) para defender al Juez de la Corte podría tener el efecto contrario, y éste, garantista, tendría que salir a defender los derechos de quienes lo atacan y que como personal individual, seguro pocas ganas tendría.

Los periodistas necesitan un Colegio de Periodistas. Necesitan rendir cuentas. No da lo mismo mentir que no, hablar a boca de jarro que con certezas. La mayoría prueba que son peces que no mueren por la boca. Da la sensación de que no tienen nada para perder, que cualquiera sea la situación, algo se puede decir y nadie los juzgará. Por eso la agitación con 678, programa que está agotado (no en su lógica, pero si en sus protagonistas) y que se erige erróneamente como vara/dedo acusador de sus pares. Estoy de acuerdo en que alguien debe hacerlo, pero no ellos sino un organismo supra. La irritación que provoca el programa no es sino la vieja y estructural condición que hemos hablado: estar sometido al capricho del Otro.Y la ley pacifica.

Por otro lado, no existe equivalencia de fuerzas entre 678 y Clarín, por eso siempre la balanza la inclinaré ante el más débil, a contramano del susurrante Tenembaum y el nabo de Lanata. Por eso Zaffaroni (nuestro Morrissey de las leyes) como representante de la doctrina Jus-Humanista dice lo que dice sin demagogia: la protección es para el más débil, es para el vulnerable, y en el caso de los periodistas es la verdad.

Leyes, colegiaturas, no son censura, el periodismo no es narrativa poética ni ficcional, hay que responder, así como todo adolescente sabe que si se pasa de vivo hay una mano indefinida que lo puede sancionar, bueno, hay que construir y establecer los mecanismos para que haya que dar cuenta llegado el caso. Otras profesiones como la de quien suscribe, tiene en su conciencia que juró por varias leyes, la Constitución nacional, los DDHH y otros, instancias que hay que defender para hacer un país menos injusto. El disciplinamiento no es sólo teórico, acá te vienen a buscar si sos Rímolo.
 
Quizás el periodismo cooptado por la lógica empresarial nunca permita esto. Si no sucede ahora en esta coyuntura, nunca lo hará. Mis amigos periodistas tienen la suerte de no pertenecer a esta lógica y gozan de mi cariño y respeto por la profesión que ilustres hombres supieron moldear sin preparación académica, pero si con ética y deontología del oficio. Yo no la propongo.
 
Lo moral nunca debería meterse en una discusión de este tipo, porque todos tenemos debilidades (y algunos se las verán con su Dios) como escribir y atraer hacia nosotros los ojos de usted, paciente lector que cerrará esta página quizás para no regresar jamás.

7 comentarios:

Anónimo | 3 de agosto de 2011, 7:42

open sonn!!!! laboratorio nuclear de caramelos 1/2hora, dejan buen aliento y el pelo lacio.(letra chiquita:si despierta con 6 dedos, reclamos al propietario).
sra.de P. una simple inquilina y argentina.

Juan Antonio | 3 de agosto de 2011, 8:01

Regresaré, querido amigo, acá se está bastante cómodo. No es la misma comodidad -sin dudas- con la que los medios toman esa porción de "realidad" y la moldean a su antojo, maquiavélico.
Debo confesar que soy un ex televidente de casi todo lo que hace a esta historia: 678 está agotado, TN también. Pero sigo atentamente ciertas joyitas que no puedo abandonar: las tapas de Clarín y los foros de La Nación. Me da el morbo que necesito para seguir pensando que no me equivoqué el día que me di cuenta que tenía que decidirme a tomar una posición política más clara, más allá de mis diez mil vacilaciones.
Quien mira las tapas de Clarín puede encontrar ejemplos de sobra para esto que decís en esta nota. La noticia se estira hasta que toque y manche al Gobierno. Sería como titular, luego de una derrota futbolística del seleccionado argentino, "La Selección perdió y sumó otra frustración a la vida de los argentinos". Y no sé si no titularon así alguna vez, sería posible. De eso se trata, de llevar la "verdad" hasta su molino, y sin "mentir" terminar salpicando. Hoy titulan "Crece el conflicto en Jujuy y golpea al gobernador K". No hace falta un extenso análisis: hay determinado conflicto en Jujuy que el diario pone en la agenda de discusión nacional, mete fichas para que el conflicto toque el gobernador, que es K, con mayúsculas y casi despectivamente desde su postura mccarthysta, y de repente todo tambalea. No miente, pero.
Los foros de La Nación son esas jaulas a donde la mano del amo arroja el alimento y las fieras se enloquecen por devorar primero. Título: "Zaffaroni: "Hay una campaña para forzarme a renunciar a la Corte, pero no pienso irme en este momento". No importa la nota, no importa el título en sí -siguen la corriente de tapas de Clarín- pero me voy a ver los comentarios del foro y arden: "Por qué se aferra a su silla? Por qué tiene tanto apoyo del gobierno?", "Qué dirían los K si el dueño de los deptos con prostíbulos hubiera sido Duhalde, o Mariano Grondona, o Biolcatti, o Duran Barba? Mínimo pedirían paredón y fusilamiento sumario", "Ya harta esta izquierda berreta que lo sostiene a Ud., a Hebe, a Carlotto, y otros, dueños de la verdad absoluta", etc... para todos estos comentarios, mi reflexión es la misma: arden porque les dan aire para que prendan, hay una búsqueda de la confrontación constante, sea político el origen o un simple resultado deportivo.
Y me quedo con una última historia que tiene a Alfonsín Jr. como eje. El bigote de la UCR dice ahora que Zaffaroni debe renunciar. Pide la renuncia sin miramientos, no importa nada más, que renuncie. Y no pidió renuncia alguna cuando apoyó al procesado Macri, con "las mejores intenciones"

Anónimo | 3 de agosto de 2011, 9:57

1) la foto, que la vi no se en qué diario, pero no fue en muchos, es para archivo!!! esta fenomenal.jajaja
2)paciente lector que cerrará esta página quizás para no regresar jamás.No es cierto. Al menos yo,la primera pagina que abro cada vez que enciendo mi PC es este blog porque me gustan tus reflexiones, las espero ansiosa.
3)el tema que tratas hoy es central para continuar con un pais pacifico. Pero, qué hacer contra esas maniobras sucias de los grandes medios? Yo no miro 678, yo como joaquin peleo en los foros de la Nacion, descargo con ironias mi bronca contra esos otros foristas obtusos. Repito, que hacer? como ayudar? tener en el celular los telefonso de lso programas mas escuchados y mandar mensajitos? escribir a cada programa de tv?, no se como se puede ayudar a que la gente no caiga en la trampa de los medios opositores al gobierno asi como cayeron con el pro y del sel en santa fe.

Joakkin | 3 de agosto de 2011, 14:31

En un concurso de adjetivaciones, ganaría por robo el "susurrante" al lado de Tenembaum.

"Las mejores intenciones" mienten, y sino pregúntenle a Jules, que no se creyó el cuento de Brett: http://www.youtube.com/watch?v=PE9Qm8mShik

Sobre las imágenes, qué esta comiendo Carrió? Sus propias palabras?

Joakkin | 3 de agosto de 2011, 14:40

PD: No soy el Joaquin que pelea en foros de La Nacion de la cual hace alusion Anonima eh!

Lisandro | 3 de agosto de 2011, 19:17

J: no me atrevo a entrar a los foros de La Nación!
me gustaría una lista de posibles tapas de Clarín.

Anónimo: tu página de inicio!
la verdad que no se, quizás intentar cada uno ser un poco más solidario? eso sería algo.

Jkk: groso jules!las best intentions!
Carrió se está comiendo a sí misma, tal cual.

Ricardo | 20 de agosto de 2011, 20:58

Llego tarde a esta entrada pero siempre es un gusto leerte.

FOPEA tiene un Código de Ética, del 2006, pero bueh, parece letra muerta. Y se discute en los ambientes academicos respecto a esto, pero la lógica que prevalece es la del Mercado. Si fuera la del mercado periodístico estaría bárbaro, el tema es que las empresas grandes, dueñas de medios, están diversificadas y responden a esos múltiples intereses.

Saludos.

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