La soledad no es una herida
Suena exagerado –y lo es- hablar de héroes por estos tiempos. Pero como hay una pata que no está en la realidad, me permito licencias poéticas.
Hay instalada una polémica (por Cachito Vigil, entre otros) acerca de qué es lo ordinario y qué lo extraordinario. Desde este lugar se ha asociado algunas situaciones deportivas a lo segundo, situaciones precisas; puntuales; sin necesidad de ser construidas por un relato. Me he valido en reiteradas ocasiones de la frase de Fitzgerald acerca de que detrás de cada héroe, se podría escribir una –su- tragedia.
En teoría el héroe debe aparecer cuando más se lo necesita, cuando los mortales dada su naturaleza standard, no pueden realizar aquello que la situación amerita. O dicho psicoanalíticamente, no pueden llevar adelante su acto. Todo neurótico sabe lo difícil que es hacer lo que sabe que tiene que hacer. Si tiene que aparecer alguien para que haga lo que uno no puede, no es amor lo que nos une con ese alguien, con ese héroe, ni tampoco la resolución puede contarse como válida del todo, ya que el sujeto no ha dejado su trazo.
Acerca de la psicología del héroe también se puede hipotetizar demencialmente como me gusta: quizás un héroe sea un “loco” que no tiene nada que perder y en su acto de arrojo se gana –gracias a la desaprensión por su vida- el lugar de Uno sobre su Universo. Esa es una posibilidad, otra más moderada podría ser que ese alguien sabe todo lo que está en juego y está a la altura de su acto, el acto que lo corre de atrás y se presenta bajo la forma de la inminencia, lo encuentra como poseedor de todas las letras para poder decirlo, para poder hacerlo.
Hay gestos heroicos y canciones que hablan sobre eso. La canción que da título a esta entrada es una de esas escrita por alguien que se ha forjado en las duras batallas de los desparejos escenarios del rock. Y cuando alguien tiene tantas, es más probable que esté preparado para cuando le toque.
Ayer viendo Las Pelotas pensé que Daffunchio mantiene viva la reserva heroica del rock argentino, minutos después vi a Manza y sus Valle de muñecas y sentí lo mismo (en cambio Bersuit debería dejar de cantar Sr. Cobranza por anácronica).
Lo maravilloso de todo esto (de estar vivo, de tomarse licencias poeticas, de exagerar, de ser injusto) es que no importa que lo que uno dice sea cierto o no, es verosimil para quien quiera creerlo.
Si la soledad no es una herida, es porque algo ha cambiado.
4 comentarios:
Dax Riggs es mi único héroe en este lío.
http://www.youtube.com/watch?v=Hm3by_KIVUU
quizás el "loco" no sea el que se cree dios sino el que se cree hombre.
quizá, el héroe sea la herida.
no sé, tal vez.
cómo levanta a ese Dax héroe, le voy a prestar atención.
y me gusta la idea del héroe-herida, o de la herida-motor.
Excelente análisis. Me gustó mucho. Abrazo.
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