De(l) tener al ser


Caucásica. Buenos modales, una gran sonrisa. Rizos dorados, sexy y pacata, varonera y femenina. Proveedora. Mucho de todo. Quien haya aguantado unos minutos viendo su programa habrá notado que todas sus producciones son excesivas, hay mucho de todo: dulce de leche, chocolate, todo rebosa y se sale de sus moldes. Se expande. En una vuelta al formato diario, pudimos empezar a verla los domingos rodeada de sus hijos. Muchos. El mito de la madre=mujer está encarnado en ella (y muy bien trabajado por A.M.Fernández en su libro “La mujer de la ilusión” que recomiendo).

Entonces ahí la tenemos, rubia, linda, “pila”, buena madre, trabajadora y con muchos hijos (y además coge, porque todavía la mayoría de los hijos se hacen así). El vetusto ideal de la familia de los cuentos. Es frecuente encontrar en los sectores más altos de la sociedad este rasgo: tienen mucho de todo, incluyendo hijos. Hasta del que uno menos sospecha, funciona ideologícamente.

Hace un tiempo el ambiente televisivo se vio conmovido por la muerte súbita de su sexto hijo. Todo fue televisado, hasta su duelo en cámara. La cotidiana muerte no podía ser menos, pero en alguien tan bueno, rebosa injusticia y sinsentido, como el dulce de leche.

Según leí acá antes del fatídico hecho, pensaba hacer un programa dedicado a las madres y escribir un libro sobre sus partos. Ayer vi una nota donde ella exultante anunciaba su séptimo embarazo. Yo pensé, ¿pero cómo? ¿No tenía sólo 5? Ahí me jugó una mala pasada mi vileza. Claro, es el séptimo. Depende de cómo uno cuente.

Sólo recién acabo de darme cuenta qué me motiva a escribir esto ahora, ya que algo ya había pensado hacía tiempo. Estaba esperando en la cola del cajero y se encontraron dos personas que hacía mucho no se veían, uno le preguntó al otro cómo andaba y éste dijo que más o menos ya que su único nieto había fallecido hacía poco. Después de contar que le pasó (una extraña explicación: que se fue a New York desde acá y pasar de 30 grados a menos 10 lo liquidó), cuando se despidieron, uno le dijo al que penaba: “Ojalá tengas otro nieto pronto”, a lo que éste le contestó: “No es lo mismo”. Y se fue.

Uno no reemplaza al otro, ese el quid del asunto, cómo cuenta uno. Es imposible saber cómo funciona eso en esta mujer, su capacidad de ampliar su prole produce un efecto magnético en la audiencia. Imagino poca gente teniendo algo que decir en contra de ella. Ni creo que yo esté diciendo algo en su contra, quizás sólo la uso como exponente. No me interesa su intimidad, casi que la de nadie, al menos no de esa manera. Cuando le sucedió la tragedia, se abrió un blog donde ella le transmitía a sus seguidores cómo andaba –con eses de más incluidas, ej. “fuistes”- que es dificil de leer sin sentir “cosita”. No osé pispear ninguno de los 49122 comentarios.

Una mujer sin hijos no es menos mujer, no le falta nada, a una mujer soltera tampoco. Multiples objetos, profesiones, aburrimientos, lo que imaginen pueden llenar el vacío de ser, hijos: la especialidad de la casa.

6 comentarios:

flor | 5 de marzo de 2010, 9:13

Pensaba que mi comentario iba a ser: "¿Sexy? Mhm. ¿En serio? Siempre me dio mucho asco ese exceso en la comida y siempre pensé que a ella también le da asco porque nunca prueba. ¿Viste? Siempre le da a los otros, pero ella no come".

Después, me quedé así, con un nudo en la garganta y un par de lágrimas colgando de los ojos. Tocaste algo, pero eso, si vos intercambiamos chasqui privado sobre los publicitas, te lo cuento en privado.

Ivan IV | 5 de marzo de 2010, 9:15

Es aterrador el cinismo con que se trató este tema. ¿Cinismo aterrador="Cosita"?.

Maru me cae muy mal, pero la puedo perdonar a los fines prácticos, como exponente.

Yo me hago preguntas con respecto al vacío, y la necesidad u obligación de llenarlo. La culpa la tiene el término prestado a la física. Quizá tampoco tendría sentido su uso, sin su reminiscencia a la física.

Me sali con la mia. Psi days are gone!

Anónimo | 5 de marzo de 2010, 10:14

lo peor para los padres es no tener nietos. che padres, no sera mucho pedir?

Anónimo | 5 de marzo de 2010, 17:41

muy argentino tu analisis.

Juan Antonio jr. | 6 de marzo de 2010, 10:33

No me parece linda. La belleza es sutil, y esta mujer pierde sutileza con el paso de los años (como todos, pero desaprovechadamente). Que cocine o no, poco me importa. Que tenga muchos hijos ya es chiste gastado, pero que destaque esto como síntoma de los que todo lo tienen me parece justo. Los nombres, por favor, quiero los nombres de los herederos.
No olvide, le agrego que el apellido es Botana, de alta alcurnia y de garcas históricos (otros no tantos, pero basta de pensar que los ricos tienen buenos entre sus filas, porque no es lógicamente posible).
Al márgen, el mito de la mujer madre. El libro de Ana Fernández es genial para estos fines. La idea de la mujer completa sólo al dar a luz me parece que en Maru es un eterno puzzle. No creo en la teoría del reemplazo. Pero sí en la teoría del para qué seguir trayendo gente a este mundo si ya somos muchos, está todo podrido y hay tantos con hambre y sin hogar. Por algo no tengo hijos, y si tuviera no llegarían a siete, o a seis (disculpe usted).
Abrazo con sabor a mí (piense un rato el nombre de su programa y dígame si no es por demás desafortunado... que nunca cocine empanadas de atún!)

Lisandro Capdevila | 6 de marzo de 2010, 22:15

f: Ella no come, porque ella da. Dar es bueno.

iv: la definición de cosita se aplica muy bien. Me gustan sus ejemplos de la ciencia dura, pero de las faltas nadie se salva, y eso no tiene camiseta.

A: vigilante medio argentino.

J: Cómo se me escapó el nombre del programa! Sintetiza todo. Y para más info: un homenaje de los genios taringueros, una raza más gila que los bloggers:

http://www.taringa.net/posts/recetas-y-cocina/3882146/Maru-Botana---Peque%C3%B1o-Homenaje.html

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