Liquidación de saldos


Me preguntó si me hacía una factura, le dije que no. Me preguntó si tenía que darme cambio, le dije que no. Ella confía en que siempre le pago bien, nunca mira la plata. Le pago todo junto en la última sesión del mes.  Si tengo cambio trato de llevar la plata justa. Antes de salir de casa me cercioré y si, tenía justo.

Terminada la sesión saco la plata, la cuento de refilón, me digo que está bien y se la doy. Después pasó lo que conté arriba. Salí a la calle, me puse los auriculares y me di cuenta que le había pagado de más. No mucho más, pero algo más. Entonces comencé a escribirle un mensaje diciéndole que le había pagado de más, que la próxima lo arreglábamos. Cuando estaba por mandar el mensaje me di cuenta que había puesto como destinataria a otra mujer, una mucho más actual y con la que hago muy otras cosas.

Me reí y dije menos mal. Cambié la destinataria y lo mandé. ¿En qué momento lo había hecho?, ¿Quién lo había hecho si no era lo que yo quería? Bueno, la respuesta para quien se haya adentrado un poco en la experiencia del inconsciente –no necesariamente con un psi- sabrá que el yo es burlado repetidas veces por el inconsciente. Este es un país sobrepoblado de psicólogos y como el discurso psi ha penetrado tanto entre cierta población–con su consecuente pérdida de fuerza conceptual-  seguramente habrán oído hablar de la transferencia.

La palabra es transparente en un sentido, en el bancario de transferir algo de un lado a otro, fondos. Podría reemplazarse por la palabra libido –los fondos-. En psicoanálisis es más que el establecimiento de un vínculo, siendo éste un mecanismo natural que se da por fuera del ámbito analítico. Pero aquí tiene otras particularidades y los análisis solamente transcurren en transferencia (uno puede ir al psicólogo y aun así no establecerse, no hay garantías).

No sé si es interesante, pero ya escribí un poco y voy a seguir. Además Argentina le gana tranquilo a Angola en Básquet. Lacan yendo un paso más allá del maestro vienés entendió que la transferencia se trata de la puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente. No suena tan mal como otros aforismos más crípticos. Lo dejo ahí a ver si puedo regresar.

Si hay transferencia hay resistencia. Y no es que quien esté analizándose diga “me resisto, no quiero”. No, es inconsciente y son múltiples, de diferentes instancias psíquicas. Por ejemplo una forma de resistirse (a que avance el análisis por ejemplo) es establecer un vínculo hostil con el analista, o uno de tipo sensual, amoroso, dejar de lado la tarea como analizante y preocuparse por cómo ella/el nos mira, si tiene “otras intenciones”, si me quiere, hay muchas variantes.

Las/los que dicen que están enamorados del analista, si hay transferencia, es amor de transferencia. Es verdad que uno puede sentir que el analista lo quiere a uno, se preocupa por nosotros, y si, así empieza todo análisis, en posición de Eromenos, de amado. Y dijimos pasar algo de un lado a otro, hay una actualización en acto, aquí y ahora, de por ejemplo algo sentido en otra escena, en otro tiempo a uno presente y con otro.

Entonces tomando la frase del francés, la transferencia es lo que manifiesta en la experiencia la puesta en acto de la realidad del inconsciente. Por ejemplo, si usted persona se  analiza, y si hay transferencia –que es inconsciente- usted de pronto y sin darse cuenta se pone a hablar como si le estuviera hablando a su novio/a de hace algún tiempo, habla como le hablaba a esa persona allá lejos, cuando hubo amor, y no sabe por qué está de buen humor y tu psicólogo te parece el más copado y un poco lindo a pesar de ser un viejo choto. Es la puesta en acto, es el software funcionando que no vemos en la pantalla, sino tan solo el efecto.

También la hay fuera del análisis, pero con una diferencia esencial: el analista dirige la cura en abstinencia, sin responder a esas demandas, ya que es la condición para poder analizar. Quiere decir que la transferencia es un efecto del funcionamiento del inconsciente. Alguien que va al analista y dice: “te voy a contar la cagada que me mandé” buscando que el analista le confirme el lugar de su enunciación, de goce, y le mande una interpretación donde quede identificado por ejemplo con el lugar del superyó,  si el analista entra, pasa a jugar exactamente donde la realidad sexual del paciente lo espera, cometiendo un error que complicará y demorará todo.

Todo el tiempo pensé que estaba pagando lo acordado. Las hipótesis y conjeturas del por qué de ambos fallidos me la reservo con artículos de la Constitución.

Perdón por aburrir, para quienes no acepten el inconsciente: Coelho. Para quienes lo hagan, reparto invitaciones al fragmento, a Tánatos, a Dionisio y después de unas vueltas a pagar cada vez menos, o no tan seguido, o no en los mismos lugares.

6 comentarios:

flor | 30 de agosto de 2010, 19:05

Justo Julito que es como una pieza clave del inconsciente.

Hoy salí de una de esas sesiones en las que entrás relativamente bien y salís malherido. En el camino de vuelta peensé que el analista es una cucaracha. Después le escribí un poema enojado y malicioso.

Vínculos hostiles.

Juan Antonio | 31 de agosto de 2010, 9:41

"La maté porque era mía"
Los jueguitos del inconsciente nos son mucho más extraños a quienes no hemos estudiado sus inabarcables leyes. Sin embargo, el psicoanálisis de café vive con nosotros desde el día que terminaron los años cincuenta(exactamente, el 31 de diciembre de 1959). Y nuestra sociedad ha aprendido a convivir con esos actos fallidos que ya tienen una explicación pero que dejamos holdeados a un costado, para evitar volvernos más locos.
Recuerdo una vez que tenía que enviarle un mensaje a un amigo diciéndole que un salame al que conocíamos nos reclamaba una deuda a los dos. El mensaje, con adjetivos insultantes para el sujeto salame incluidos, no fue al destinatario que yo debía haberlo enviado. El que recibió el mensaje, y leyó sus adjetivos, fue el propio salame. ¿Quise yo hacerle saber a éste que tanto yo como mi amigo no sentíamos simpatía por él? Puede ser, lo cierto es que volví a enviar el mensaje, esta vez a donde pretendía. Y la vida siguió su curso.
Lo de pagarle a la persona equivocada, mmm. Barullo.

Lisandro Capdevila | 31 de agosto de 2010, 9:55

flor: escribirle un poema al analista. A confesión de parte...

J: Esta entrada es Barullo, prima de la perdigonada.
Respondio el salame?

Fabian Martinez | 31 de agosto de 2010, 11:21

Lisandro muy interesante el post. Y la idea del blog.

Juan Antonio | 31 de agosto de 2010, 13:44

Ja, había olvidado la respuesta del salame:
"me lo mandaste a mí"
más salame no podía ser

Lisandro Capdevila | 1 de septiembre de 2010, 20:27

gracias Fabián, bienvenido.
gracias por tanto juan, el rey del pin.

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