La noche que en el Sur


 ¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?
 "Limites". J.L.Borges.

Hace ya un par de años que no me pasa, pero cada vez que tenía que irme de una ciudad a otra para el receso de fin de año me agarraba algo menor a una angustia, podríamos decir una “cosa”; que comenzaba unas horas previas al viaje en la situación de armado de bolso y retoques finales de heladera limpia, seca y con algo trabando la puerta, cerrar el gas, bajar los tapones, dejar la ventana un poco abierta, lo justo para que ventilara algo y lo justo para que en caso de lluvia no entrara mucha agua. Con eso tenía bastante, por suerte la sensación de olvidarse cosas nunca me tuvo en sus filas.

Claro está que la cita al poema -nunca mejor titulado- de Borges no es azarosa. Solía acompañarme con mayor presencia en aquellos años que en éstos, y sólo es una diferencia cuantitativa. La idea; prestando atención, está ahí disponible para todos, basta poner la pelota riquelmeanamente bajo la suela y dejar que los otros pasen de largo. Esa certeza entraba y salía del bolso.

Llega fin de año y por más que uno no quiera plegarse deliberadamente a los balances burocráticos y saldos sentimentales, como en Teorema, el ejercicio se impone. Asumida la tragedia deportiva y siendo la vuelta a un año más benévolo el único deseo que podría pedir si al soplar el calendario algo pudiera suceder, vuelvo a la escena del bolso y a preguntarme por todas aquellas a las que por distintos y claroscuros motivos dejé (y dejaron) de hablarme. Será que como dice la canción de AC, en estos días “tuve tiempo de pensar en el pasado, entonces tu nombre recordé”. Esa es quizás una parte de la verdad, la otra de dónde dejar el bolso por mucho tiempo es otra, el despedirse otra, el saberlo otra.

Lo conmino a usted lector a que piense en alguien relevante para su biografía de quién se haya despedido sin saberlo y ya no tenga contacto. No se deprima, que en este blog nadie lo hace, y luego le dejo una pregunta para que conteste en su casa y la traiga después de las vacaciones, puede pedir ayuda a quien quiera: ¿Se puede morir una ciudad? Los Paper Lace dicen que sí.

7 comentarios:

Anónimo | 26 de diciembre de 2010, 8:21

No es mi biografía. Es la de alguien que conozco. El no quiere despedirse, pero no sabe como acercarse, el no quiere ausentarse pero no sabe cómo estar presente.No sabe, no puede. Esta bloqueado. Y yo, indiscreta mujer, en un juego de la vida sin permiso de él, contesto este blog que me permite decir al espacio lo que no se puede decir de otra manera. Cuando él recuerda, yo comienzo a preguntar y con sus respuestas- más silenciosas en estos días- llenas de imágenes de esos seres especiales, de esa ciudad, de esa casa, de esos perros, de esos viajes, yo discretamente voy armando en mi sueños, no una despedida, sino una bienvenida.

An Juantonio | 27 de diciembre de 2010, 8:35

Sensaciones de angustias semejantes:
1)el primer día de trabajo
2)cuando todos se van de vacaciones y uno no
3)cuando te visita un amigo que vive lejos y se va quién sabe hasta cuándo
4)los aniversarios en desuso (ex novias, etcétera)
5)las predicciones sobre el futuro inminente (saber que en 60 años voy a estar muerto, si no antes)
6)la llegada del verano, el 21 de diciembre
7)el 2 de enero
8)viejas cartas
9)los lugares del pasado, intactos pero viejos
10)la muerte de aquellos que conocimos
11)los rockeros viejos
12)anotaciones en libros leidos hace tiempo
13)la noche antes de volver de vacaciones
14)los regalos que nos dieron los que ya no vemos
15)las anécdotas que sólo dos conocen, y no pueden rememorarse
La lista es infinita, pero siempre hay una misma historia: EL TIEMPO PASA Y SE LLEVA MUCHAS COSAS AUN ANTES DE LLEVARNOS A NOSOTROS CON ÉL

Anónimo | 27 de diciembre de 2010, 9:05

Te olvidaste de la programación televisiva de verano y las "fiestas". Decí que arrancó Gran Hermano, porque si no....

Joakkin | 27 de diciembre de 2010, 12:14

Jaja el 2 de enero es mortal.

Genial la entrada y la lista de Juan Antonio es espectacular.

Sei a uno con Bolivia, muy bueno el blog.

Lisandro Capdevila | 27 de diciembre de 2010, 14:09

Anónimo: debería estar la opción de hacerlo en femenino.

Tony: eselente. un par más: cuando de chico te mandaban al frente con la chica que te gustaba, frente a la chica en cueestión. La situación de examen final oral en todas sus variantes. Cuando alguien no entiende que se tiene que ir, cuando alguien no se quiere quedar. Pero para comentarios estas vos idolo!!

Jkk: Hoy Bilardo en C5N dispara contra todos, atentos.

flor | 28 de diciembre de 2010, 5:36

¡Con tarea y todo! Prometo que lo pensaré mejor, pero después de un corto viaje al pueblo de los veranos de mi infancia, el pueblo de mis sueños, mi pueblo, mi playa, mi faro (que ahora aparece en publicidades horribles y estúpidas) podría decir que se puede echar los pueblos (¿las ciudades también?) bajo la alfombra, intentar que mueran, asfixiarlas, pero dificil que mueran. Volver fue mi modo de celebrar.

Lisandro Capdevila | 30 de diciembre de 2010, 9:16

quizás las matamos nosotros y ya, no? por qué algo tan definitivo? o las hundimos en el olvido, otro especie de muerte.
p.d: no se cual es esa ciudad, aunque obviamente costera.

Publicar un comentario