Dormir al sol
“a mi la idea de mudarme siempre me contrarió. Siento apego por la casa, por el pasaje, por el barrio. La vida ahora me enseñó que el amor por las cosas, como todo amor no correspondido, a la larga se paga.”
Domir al sol, Bioy Casares
Al Padre de la Patria se le atribuye la frase: “serás lo que debas ser o no serás nada”. Es probable, su instrucción europea ilustrada es un viento en ese sentido, se sabe que leyó a Descartes y a Kant. En fin, terrible máxima para llevar sobre los hombros. Frase que puede convertirse en el karma de la vida de alguien, como muchas otras. Su tono superyoico la vuelve obscena. Lacan dirá que el superyó habla con sintagmas inamovibles, fijos, y para mi la palabra más justa que utiliza es: irresponsable. El superyó va en contra del sujeto. Muchas son las sogas que atan a un sujeto al mundo, muchas las zonas que tienen contraseñas puestas por otros. Pero los nudos son necesarios, sin ellos la carpa no se arma nunca.
Y que dificil puede ser hacer lo que hay que hacer, si por mi fuera estaría tirandome a muerto escribiendo sobre las dificultades de los popperianos para amar (piensen en Mario Bunge), el isomorfismo entre el excelente uso gramatical y la extrema derecha, o al menos como dijo Arlt alguna vez, ser un operario de la escritura (“Si usted conociera los entretelones de la literatura, se daría cuenta de que el escritor es un señor que tiene el oficio de escribir, como otro de fabricar casas. Nada más. Lo que lo diferencia del fabricante de casas, es que los libros no son tan útiles como las casas, y después... después que el fabricante de casas no es tan vanidoso como el escritor").
El exilio físico es más que parcial, es al menos de tres cuartas partes. Mientras algo siga presente se puede mantener un diálogo en esa conjugación. El hardware no se reemplaza, es verdad, esa dimension se explica sola y vuelve al mismo lugar. Pero si ahí siguen en pie las personas que uno eligió, las esquinas donde frenó, las aulas donde no prestó atención, los dinteles donde fue rechazado, las cientos de noches en rockerias, quizás solo sea un momento, quizá esté sucediendo que por delante esté el becerro de oro y que tras sus pasos Hansel y Gretel hayan finalmente comprado un GPS.
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