Otras inquisiciones

En este libro magistral, Borges hace gala de su enciclopedismo iluminista y se pregunta y se contesta con brillantez sobre los grandes temas (y autores) de la humanidad. Va hasta el fondo algunas veces, diciendo cosas tales como que las sociedades optan por la democracia a falta de coraje para elegir un héroe que los guíe, o como Nabokov se mofa con cierta ignorancia del gran maestro vienés. Tales aberraciones ya las hemos citado previamente en este pasquín.

Pero me interesa el fútbol, como pocas cosas lo hacen y me hacen sufrir. A esta altura de los torneos y de la vida de mi (las) instituciones me siento como un viejo octogenario que utilizando la falacia de apelación a la autoridad, se rie de los que sufren porque está de vuelta. Porque el amor es malvado, toma una sola persona, una sola bandera, la excluye y que los otros ardan en el infierno. Confieso que la jornada de 5 partidos para definir los descensos y la promoción me tuvo al borde de la silla, gozando de la combinatoria para el desastre. Yo ya vi como mi equipo, el sexto con más hinchas en el país, perdió la división hace un año, y durante éste, vi como los jugadores de los equipos rivales se sacaban fotos en nuestro estadio y luego aguantando 80 minutos, te metían una contra y te ganaban.

Eso por un lado, y por el otro más allá de lo futbolístico, asistimos a un escenario mental formidable: un grupo de personas que jamás logró sacarse la espada de su cuello y nunca pudo elaborar que habían perdido la divisional. Lo democrático del fútbol es que ahí dentro de la cancha, lo supra no juega. A veces hay que dejar caer las cosas hasta el fondo, la tozudez de Gimnasia en permanecer ya no tiene sentido. Hay que aceptar las pequeñas muertes en vida, esa sobrevida es indigna. Mi anhelo es que desciendan todos los equipos de primera y así tener en la segunda división algo de lo perdido.

Si River desciende (cosa que sería hermosa pero no sucederá) sería otro triunfo kirchnerista de distribución de la riqueza. Gimnasia y Huracán necesitan de la asignación universal. La esperanza nunca es vana, pero te hace sufrir hasta el final. Es como saberlo, prometer nunca volver a hacerlo y finalmente, traicionarse por amor.

Y pensar que hay gente que dice que el fútbol son 22 tipos corriendo detrás de una pelota.

7 comentarios:

Ricardo | 19 de junio de 2011, 15:23

Por eso Aníbal lo manda a Quilmes a la B. ¿O vamos a pensar que Quilmes perdía porque jugaba mal? No, no: redistribución del fulbo para todos.

Saludos.

Joakkin | 20 de junio de 2011, 3:08

Gran señor:
Primero reflexionar (o la antísesis de ello) sobre el fútbol. Leía hace un tiempito a un tipo que juraba descreído, no comprender cómo la alegría o la tristeza colectiva podía depender de once tipos jugando al fútbol, en referencia a la copa mundial; sabemos que Borges, como tantos otros intelectuales, despreciaba este deporte. ¿Qué cabría decirles a estas personas preocupadas por el mundial,la enfermedad -mayor- que miles arrastran semana tras semana en boga del derrotero del único club que se apodera de todos los corazones latiendo al compás del pique del balón?
Yo no puedo más que darles la razón y considerarlos(me) estúpidos irracionales. Lo entendería si yo fuera el protagonista, si yo fuera ese pelado parado ante 40 000 personas, a punto de ejecutar un penal que decide la clasificación o la elimación de una copa, la importancia de marcar o fallar ese penal. Lo entiendo como deportista que fui, la adrenalina de tener en tus manos el destino de una vida que nace en el silbato y muere en la chicharra.
Pero como espectador? no tiene el menor sentido.Opino como ellos, que es una locura, el opio del pueblo.
Pero sin embargo no puedo hacer menos que incluirme entre los no iluminados, esas pobres almas que marchan juntas hacia el fin del mundo, el éxito, el fracaso, la soberbia y el dolor.
Tengo que decir que amo este deporte, que este deporte es belleza y es barro, y enamorado del mismo lo pondero por encima de cualquier color y escudo. Pero también tengo que decir que los colores me atan. Me esclavizan y me conmueven, y cuando ese pelado falló el penal decisivo tuve una senación de desvanecimiento. Sentí como el cuerpo flaqueaba, acompañando al protagonista en cuerpo y sangre. Su derrota era mía, así como la felicidad del triunfo la siento algo propia ( ¿no se asemeja un poco al síndrome de "los mismos de siempre"?).
Hoy, ese destino colectivo me favorece, mis colores están del lado del éxito, siento orgullo y felicidad por ser esclavo de un grupo que conmueve y da el ejemplo, que enaltece el deporte.
Pero sabiendo que ese impostor llamado éxito muestra otra cara, la del fracaso, y esta aparece en cualquier momento, y sino pregunten por Núñez.
Sigo pensando en este absurdo, y sigo pensando en Gimnasia, tengo muchos amigos íntimos hinchas y los veo como mártires eternos, hasta cuando tanto sufrimiento? Pero veo que no lo han elegido ellos, simplemente son, se han dejado ser, lo mismo que una religión, que no tiene más coherencia.
La promoción de River es cuestión de estado, tiene una publicidad inigualable, pero todos sabemos que están tomados de la mano, nadie piensa que el más poderoso pueda bajar un escalón en esta ferretería. Gimnasia: un culto extraño, donde parece que el dolor es patrón de existencia. De todas maneras, el denominador común es la irracionalidad, la ilusión donde hay libertad, sí, todos estamos enamorados del Barcelona, pero al fin y al cabo el juego de elegir está fuera de nuestro alcance, somos esclavos de los colores, donde haya un hombre dispuesto a darle destino de barro y pasto a la camiseta, ahí nace la ilusión, el que no lo haga recibirá desaprobación y lo único que prevalecerá será la locura, el manicomio de civiles vestidos iguales, al grito de una pasión que no conoce de pensamientos.
Borges tenía razón, pero no tenía idea de loque estaba hablando.

Lisandro Capdevila | 20 de junio de 2011, 17:21

Redistribución ya!

se le podrá llamar "fallido" al resbalón de Silva? lamentablemente se traicionó

Iván IV | 20 de junio de 2011, 19:50

Yo creo que este fin de semana me mandaron más sms de los los que regularmente le envían a uno en el día de sus cumpleaños. Y curiosamente estamos de igual en la B que antes de arrancar el campeonato. Hasta podríamos llegar a ganar la promoción holgadamente y suspirar aliviadamente.

Pero todo lo que pasó en el medio, todas las finales perdidas, las horas usando el archivo de excel "promedios descenso.xlsx", la profecía autocumplida, su frase haciendose carne...Días difíciles si los hay.
Yo tengo un susto terrible a pesar de que todo el mundo responde campechanamente:"pero nooo, River no se puede ir a la beeeee". Mi equipo es grande, pero pelea promociones.

Pasé todo el fin de semana tratando de explicarle a mi chica porque sufría tanto por el fútbol. De cómo podía ocurrir tal cosa. Le hablé de las pequeñas cosas. Logré que me entendiera. Pero le pedi que no me hiciera elegir.

Lisandro Capdevila | 20 de junio de 2011, 19:54

Es que para no! Ud cumple años digamos una vez por mes, pero sus "amigos"no lo ven sufrir tan seguido.
El susto no se lo quita nadie, pero más importante es que no lo tengan los jugadores, los de la B no tienen nada que perder.
Y yo resolví el tema diciendo esto prácticamente después del primer beso: "no te compares con Central". Me ha traído suerte diversa.

Lisandro Capdevila | 20 de junio de 2011, 19:55

Ah, y tambien digo, si la inercia es algo real, River por cómo viene jugando, debería bajar, y el lobo jugar desempates ad infinitum.

Brenda V | 2 de julio de 2011, 15:19

Estoy feliz.
Desde que recuerdo soy de Estudiantes de La Plata. Viví la década infame de plena adolescencia y menemismo con mi equipo en la B. Amaba el fútbol en ese momento, porque reemplazaba la lejanía del sexo opuesto con un equipo de fútbol. Y los recuerdo a los asquerosos triperos mofándose, con esa mediocridad que los caracteriza, esa pasión ciega que parece justificar toda su ineptitud deportiva y falta de fair play.
Este 2011 llegó la venganza.
Nosotros volvimos con honra, dudo que ellos lo hagan.
"esa sobrevida es indigna", qué hermoso

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