El salón de los pasos perdidos


“La muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos se conmueven por su condición de fantasmas; cada acto que ejecutan puede ser el último; no hay rostro que no esté por desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo azaroso. Entre los Inmortales, en cambio, cada acto (y cada pensamiento) es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que no esté como perdida entre infatigables espejos. Nada puede ocurrir una sola vez, nada es preciosamente precario. Lo elegíaco, lo grave, lo ceremonial, no rigen para los Inmortales. Homero y yo nos separamos en las puertas del Tánger; creo que no nos dijimos adiós.

Extracto de “El Inmortal” , cuento de J.L. Borges que está en el Aleph


Efectivamente, entre dos inmortales no decirse adiós no tiene importancia, no es una cuestión de modales, en algún momento volverán a cruzarse y a hablar como lo vienen haciendo desde el comienzo de sus tiempos.

Por el contrario, nosotros los mortales quizás sin saberlo ya nos hemos despedido de alguien para siempre. Y es en esta fugacidad sin bises donde radica lo maravilloso de existir. No volverá aquella noche -ahora ficcionalizada- donde creíste tener una epifanía entre el éxtasis sexual y la cara de esa mujer entre tus manos. Se ha ido. Lisa y llanamente. Ahora es una huella en una mente que la piensa, que trata de vencer los girones que el tiempo y los nuevos acontecimientos le infringen.

Una forma de negación o desmentida -distintos mecanismos psíquicos- de esto se puede ver en los recitales (pero puede ser en cualquier acontecimiento) donde la experiencia suele estar mediada por una cámara de fotos o cualquier artefacto que haga las veces de. en forma compulsiva y alienante. Pareciera que fuese más importante el momento posterior al acontecimiento que estar ahí viviéndolo sabiendo que no se volverá a repetir jamás. Tratar de revivirlo antes que vivirlo. Desoír esto no es sin consecuencias, habla de cada uno.

Una foto o un video pueden servir de estímulo-señal para revivir algunas cosas “como sucedieron”, pero son un engaño. Ese es un momento ya muerto, todo lo que tenemos de él vive en nosotros, en nuestras propias fotos y videos mentales que editamos, borramos, agregamos pedazos de otras películas –contadas por otros, confusiones indiscernibles- que siempre son la misma y otra distinta a la vez. Es curiosa la metáfora popular de algo “guardado en la retina”, le confiere demasiada importancia a la visión, además: ¿cuánto gigas pueden entrar en un ojo?

La vista no tiene memoria, el deja vú es una falla, como bien nos enseñó Matrix. Todos esos fallos son indicios que estamos habitados, hechos de cosas que desconocemos, que están ahí pulsando para salir, su fuerza es inmortal y termina cuando dejamos de ocupar un espacio físico. Se puede vivir sin ese rewind, no tiene nada que ver con negar la historia, al contrario.

Quien no tiene a Dios a sus espaldas no puede engañarse por mucho tiempo, no hay tiempo suplementario.


11 comentarios:

flor | 5 de octubre de 2009, 6:44

hace dos años, después de un velorio (el primero al que fui porque antes decidí no entrar a ninguno de los de mis familiares) escribí esto. Sospechosamente también hablo del saludo. Hoy no sé si estoy tan de acuerdo con lo que escribí.

Ningún hombre debería enterrar a sus muertos. El hijo podría cavar su propio foso. La madre podría echarse tierra sobre sus ojos. El viaje es largo y la gente siempre es la misma. Hay un dolor que desarma. El viudo se traga los mocos. Los hijos se tragan los mocos. El viaje es corto y hay un dolor que te raja. El ritual se repite una y otra vez. Ahí están los que quieren irse con ella. Ahí van los coches largos, fúnebres. Duelen la lluvia, el pasto mojado, las arcadas góticas, las blasfemias del cura, el rimel corrido, los saludos incómodos, los verdaderos abrazos. Ningún hombre debería escribir absurdamente sobre la muerte. Nadie está vivo aunque se demuestre lo contrario.


pd. la música le va preciosa al post y con este día gris.

Joakkin | 5 de octubre de 2009, 7:56

Siempre pensé que documentar un espectáculo que a uno le gusta sirve para mostrarle al resto:-Miren el pedazo de show que no disfruté por filmarlo.Y no mucho más.Si estuviste ahí,ya está.El DVD que lo vea el que se lo perdió.

"Una foto o un video pueden servir de estímulo-señal para revivir algunas cosas “como sucedieron”, pero son un engaño. Ese es un momento ya muerto, todo lo que tenemos de él vive en nosotros, en nuestras propias fotos y videos mentales que editamos, borramos, agregamos pedazos de otras películas –contadas por otros, confusiones indiscernibles- que siempre son la misma y otra distinta a la vez"

Más de acuerdo,imposible.

El ojo puede almacenar hasta 256 Mb ampliables a 2 Gb en una persona normal.Los miopes ven hasta 128 y Lunati 64.Cuando uno queda ciego por una bengala,la retina le pide memoria virtual al olfato,y uno recuerda el olor a chivo del gordito de al lado.

"Quien no tiene a Dios a sus espaldas no puede engañarse por mucho tiempo, no hay tiempo suplementario."

Sí, siempre y cuando no tengas a Reggie Miller de frente.

Lisandro Capdevila | 5 de octubre de 2009, 8:11

Ayer mientras vi la transmisión interminable -pero mortal- del velatoria de M.Sosa me gustaba ver cómo cantaba la gente y a pesar de la tragedia hacía el tránsito ese un poco más liviano, no muy occidental.

Joakk: http://www.youtube.com/watch?v=CDlhc492rG0
posta, Miller el inmortal.

Ivan Marcos | 5 de octubre de 2009, 10:03

Pensar que las mejores fotos de la historia tienen esa contraparte da que pensar. Si lo llevo al extremo, hace unos días vi en un noticiero el caso de un camarógrafo argentino que filmó su propia muerte cubriendo el golpe de estado chileno. Si bien escapa al planteo(y a la intencion del camarógrafo),da un poco de cosa lo paradójico del hecho.

Reggie hizo que me inscriba en un torneo de triples.Ese día la zurda no respondió.

arlequín | 5 de octubre de 2009, 20:57

Muy interesante este post.
Eso que vos decis, de revivir antes de vivir es muy cierto. Y se ve, como decis, muchisimo en los recitales, pero también en muchisimos otros aspectos. El hombre es nostalgico por naturaleza, creeria yo. Pero esta en muchos aspectos, no solo en la muerte, sino frente al cambio, cualquiera que sea.
Tiene mucho que ver con: "Ya me mirabas desde otro cielo, un instante antes de levantar vuelo" Preciosisimo tema de Drexler, uno de los mejores de él, y una de mis canciones preferidas sin duda.
Te dejo el link si te interesa:
http://www.youtube.com/watch?v=HJY9fNMR6LE
Saludos!!

J.A. (aka Lomiton) | 6 de octubre de 2009, 8:51

Entiendo que, de cumplirse al pie de la letra cierto deseo que comparto con vos, el negocio de Sony, Panasonic y otras tantas empresas del retrato se vería amenazado, sino desarticulado por completo (así como la única diversión de los que en plena noche loca se empeñan en querer retratar nuestros frágiles rostros, con el único fin de etiquetarnos en algún álbum de facebook).
La vida de hoy se vive en imágenes. Sin emabrgo, la necesidad de inmortalizar nos viene desde hace mucho. Plantar un árbol para ser padres de una criatura divina aún después de nuestra muerte. Tener un hijo para que tome la posta, llevándonos en la sangre. Escribir un libro para que nuestra voz siga diciendo, y viva dentro del pensamiento del lector infinito. Pasar a la Historia. "Aquí yace Juan Antonio Pereira da Pascua, célebre por no saber más de dos sinónimos del verbo yacer". La muerte no puede ser burlada. Y con ella, el tiempo. El paso del tiempo.
Pero lo que quería destacar es algo que me sucede cuando estoy en algún recital de los que tienen pantallas de video a los costados del escenario. Me pasa que lucho contra la atracción de las pantallas, y aunque no vea al artista sobre el escenario -porque soy como petiso- no quiero verlo en la pantalla. La comodidad -las pantallas son decorativas y a la vez dan la comodidad al petiso- me molesta porque estoy ahí, no en mi casa, no frente a la tele. Supongo que a vos te pasa lo mismo.

Brenda V | 6 de octubre de 2009, 10:04

Y a mi.

Lisandro Capdevila | 6 de octubre de 2009, 11:14

Es verdad que esa frase de "realización" de la vida tiene todas cosas relacionados post estirar las patas. No es casual. Un tipo con el que estudio siempre dice que los padres lloran en los nacimientos de sus hijos no sólo por la alegría sino porque si todo va bien, ha nacido quien llevará su cajón. Para pensar jaja.

Y lo de los grandes recitales es tal cual, yo fui a ver a Dylan y vi un playmobil con mis ojos, y una pantalla de led de tanto en tanto.

JAnonimo | 6 de octubre de 2009, 12:43

si vas a ver a Playmobil por ahí lo ves a dylan

Brenda V | 6 de octubre de 2009, 16:35

jajajajjajajajja
(la "flasho" de chat en este recuadro, no sé por qué)

El tipito verde | 7 de octubre de 2009, 9:31

(L)

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