Mr. Pink
Hace unos meses, después de bajarme del 59 en Las Heras y Pueyrredón, el grupo de chicas con el que iba se metió en un kiosko, yo decidí quedarme afuera; hacía calor y esa zona es particularmente propicia para congraciarse mirando chicas.
Estaba de brazos cruzados con una ligera sonrisa mirándolas pasar, escuchando el coro de mis compañeras que no se ponían de acuerdo en qué cosas comprar, cuando abruptamente un señor de unos 40 años comienza a acercarse hacia mi , meneándose mientras tarareaba pa pa pa pa pa "Little Green Bag", la canción que abre Perros de la calle.
Sin más, me dice:
-Buenaaaa Tarantino –yo tenía un camisa y unos anteojos negros berretas símil Ray Ban-.
Me río, no digo nada. Inmutable espero, dejo que se acerque.
-¿Viste Perros de la calle? Seguro que no –dice.
-Si que la vi, claro –respondo.
-A ver, nombrame los actores.
Dubitativamente nombro los que recuerdo.
-Te faltó Harvey Keitel.
Pronunció el nombre en impecable inglés, tan impecable que contrastaba obscenamente con su aspecto de estar viviendo en la calle: pelos largos, barba quizás más larga que su pelo, joggings rotos, un buzo que seguro le daba calor, unas bolsas en su mano izquierda, y un olor estigmatizante.
-Tenés razón, me faltó él.
Hizo un poquito más del pa pa pa pa y continuó:
-Vos sos Mr Pink.
-No, no quiero ser Mr. Pink, ¿Por qué no soy Mr. White? –repliqué risueñamente mientras mis compañeras salían con golosinas y no entendían la situación.
-Si, vos sos Mr. Pink –soltó y se largó a reír con fuerza.
Continuó hablando un poco de la película, a mí se me hacía tarde y ya había dicho “bueno” unas 3 veces para tratar de cortar el –ahora- monólogo que me tenía como testigo mudo.
-Bueno, nos vemos –le dije con fuerza para interrumpir.
-¿Cuándo? –contestó lapidariamente, develando mi mentira.
Estaba de brazos cruzados con una ligera sonrisa mirándolas pasar, escuchando el coro de mis compañeras que no se ponían de acuerdo en qué cosas comprar, cuando abruptamente un señor de unos 40 años comienza a acercarse hacia mi , meneándose mientras tarareaba pa pa pa pa pa "Little Green Bag", la canción que abre Perros de la calle.
Sin más, me dice:
-Buenaaaa Tarantino –yo tenía un camisa y unos anteojos negros berretas símil Ray Ban-.
Me río, no digo nada. Inmutable espero, dejo que se acerque.
-¿Viste Perros de la calle? Seguro que no –dice.
-Si que la vi, claro –respondo.
-A ver, nombrame los actores.
Dubitativamente nombro los que recuerdo.
-Te faltó Harvey Keitel.
Pronunció el nombre en impecable inglés, tan impecable que contrastaba obscenamente con su aspecto de estar viviendo en la calle: pelos largos, barba quizás más larga que su pelo, joggings rotos, un buzo que seguro le daba calor, unas bolsas en su mano izquierda, y un olor estigmatizante.
-Tenés razón, me faltó él.
Hizo un poquito más del pa pa pa pa y continuó:
-Vos sos Mr Pink.
-No, no quiero ser Mr. Pink, ¿Por qué no soy Mr. White? –repliqué risueñamente mientras mis compañeras salían con golosinas y no entendían la situación.
-Si, vos sos Mr. Pink –soltó y se largó a reír con fuerza.
Continuó hablando un poco de la película, a mí se me hacía tarde y ya había dicho “bueno” unas 3 veces para tratar de cortar el –ahora- monólogo que me tenía como testigo mudo.
-Bueno, nos vemos –le dije con fuerza para interrumpir.
-¿Cuándo? –contestó lapidariamente, develando mi mentira.
7 comentarios:
Qué situación más bizarra. Vos tenés en común con Mr. Pink tu inconformismo, ya sea ante el rock, el fútbol, el trabajo, la facultad y miles de etc. más...
jeje, te mató con el ¿cuándo?. Aguante los pibe de Plaza Las Heras.
este tipo de encuentros fortuitos (o quizás no tanto) siempre me recuerda a Tony Wilson y su encuentro con el vagabundo que decía ser Boecio. Tony no se detiene a conversar con él (al igual que el esquivo Lisandro o Mr. Pink), y al alejarse simplemente murmura "lo sé, lo sé", dejando a un lado la conversación (tal y como Lisandro o Mr. Pink murmura el "nos vemos" que es lapidario para el ocurrente cinéfilo andante).
Goooo lefftttt, goooo rightttt.
Espero verlo otra vez si sigue vivo, capaz está trabajando con Sebastián Ortega, el Tarantino argentino.
Susana Giménez habla un inglés bastante decente,que contrasta con la posibilidad de dinosaurios vivos.
linda imagen, linda charla.
f.
NADIE QUIERE SER MR. PINK POBREEE
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