Masticar



Hace poco más de un mes fui invitado por mi traductora amiga Vera a unirme a un Club de Lectura que iniciaba. Imposible negarme, tan sólo por el hecho de compartir otra cosa con ella –más la promesa de una docena de chicas que no conocía en su mayoría- y curiosidad literaria por supuesto.

Hubo un primer encuentro donde después de discutir acerca de qué criterios utilizaríamos para elegir los libros a leer, hicimos una larga lista y lo sometidos a votación. Tal fue mi suerte que la democracia otra vez me dio un revés y salieron elegidos tres que ya había leído. Otra vez mi voto fue minoría –salvo en Rosario donde Central me hace perpetuamente oficialista-.

Mañana debatiremos –bacanal mediante- acerca de La insoportable levedad del ser, del Sr. Kundera. Ese libro lo leí hace una década, y por cómo marqué sus páginas me debe haber gustado en aquel entonces, pero tenía 17 años. Antes de ponerme a leerlo de nuevo traté de recordar sin suerte de qué se trataba. Recordé un perro y algo acerca de un anticomunista.

Ha pasado demasiada agua bajo mi puente para que pudiera leerlo nuevamente. Desistí a la página 60. Recordé toda la historia ante cada arcada estética y argumental que me propinaba Milan –ojalá el libro viniera acompañado con su producto más conocido, el salame-.

Ahora viene mi dilema: mañana en algún momento voy a tener que decir qué me pareció el libro. Y pendulo entre decir lo que pienso o suavizarlo con tibiezas en contra de la ausencia de metáforas y de que no deja nada librado a la imaginación del lector, quizás también pueda decir que no me gustan los comentarios que el autor hace sobre la historia y pasar a la mesa de dulces.

Decir lo que pienso es una beligerante embestida llena de hipérboles y cuestionamientos de cómo Milan cree descubrir el quid de las relaciones humanas cuando sólo está haciendo una masticada novela que disfraza de profundidad existencialista un pobre argumento que rebosa moralina y edulcorante.

Aquél año -1984- también se estrenaban las grandes películas Cazafantasmas, Karate Kid, Gremlins y Terminator, mucho mejor plan.


Un invitado tiene que ser ubicado, así decía Corina Flynn, mi profesora irlandesa de inglés.

Procuraré tener siempre el vaso lleno del líquido de la simpatía y del indulto.




7 comentarios:

Anónimo | 13 de agosto de 2009, 21:05

Gremlins me daba pesadillas.
Seguro no iba a dictar clase porque lo estaban buscando de veras... yo le creo.

ah si, soy yo lis, madero, me embola loggearme
mua

Anónimo | 14 de agosto de 2009, 7:09

Yo voto porque cuentes la verdad. Al fin y al cabo es una valoración sobre el libro.

Igual, lo que quería decir era que mientras leía todo lo que escribiste pensé todo el tiempo en la trama, en las imágenes de una película que me gusta tanto que ya la vi dos veces. La hubiera visto más si no fuera que es tan, pero tan fuerte. Se llama Little Children, acá la tradujeron como Secretos íntimos. Ahí también hay un club de lectura y también el erotismo (y la perversidad) están en el aire. Así que si no la viste, te la recomiendo.

flor.

juantonio | 14 de agosto de 2009, 7:41

Sabido es que siempre formamos parte de alguna minoría. Estar entre la espada y la pared con el señor del salame debe de haber sido una experiencia espantosa. Entiendo que llgar a la página 60 habla bien de usted, más cuando ya lo había leído (sólo he podido releer un par de libros en mi vida, y esas relecturas casi siempre estaban inspiradas en tratar de entender lo que en la primera lectura no había entendido). El criterio de selección, en este caso democrático, pasa a ser arbitrario cuando el resto de los votantes comparten gustos que a uno no le llenan lo suficiente. Es como ir al club del libro con Rial y Recondo: terminaríamos leyendo a desgano el libro de la estúpida que no sabe leer y escribe un libro de poesía o algún libro de Osho. Le propongo lo siguiente -sin uso de puntos apartes-: vaya a la reunión, diga lo que dijo líneas arriba y la próxima vez exija un grado mayor de responsabilidad con el prójimo: hay mejores libros -aún peores que el de Milan- para compartir con sus amigas.
pd: alguna está buena?

Lisandro Capdevila | 14 de agosto de 2009, 8:01

Flor: si, es una valoración del libro, pero temo caer en cosas como: "a la gente que le gustó el libro es porque..." y eso no hace buenos amigos. Bajaré esa peli que decís.

Tony: fue espantoso durar hasta la 60, sin dudas. Igual son las reglas, me someto a la mayoría, historia conocida. Igual tengo responsabilidad porque sugerí un libro que ya había leído y no pensé que saldría elegido. Creo que tantearé el clima a ver cuán susceptibles son, pero de nuevo, no soy parámetro.
Todas parecen adorables y si, hay un par que están buenas pero creo que están cerca del altar.

Ampliaremos.

Brenda V | 14 de agosto de 2009, 8:35

A mi su actitud me parece una soberana pedorrada, "con todo respeto".
Usted y yo participamos de un club, nos atenemos a sus reglas y a su sistema de elección. Perdimos, yo más que usted, se lo aseguro. Aun así, y también llevando a cuestas una lectura anterior, fui respetuosa y terminé las poco más de trescientas páginas en extremo empalagosas, livianas y facilistas que propuso este checo sobrevalorado.
Me tragué sus falsas metáforas, sus ambiciones filosóficas que terminaban, irremediablemente, en zapatos de goma, y sus mil y una deficiones de la palabra "kitsch", pero lo terminé.
Me enoja muchísimo lo que ha hecho, déjeme decirle. No lo repetiré esta noche, pero es necesario que lo entienda. No funciona así, no debería haberse rendido ante el capricho del desagrado. No era una lectura opcional. Pero allá usted, que lo juzgue su conciencia...

Joakkin | 15 de agosto de 2009, 11:03

Está la película con el héroe Daniel Day y Juliette Binoche.
Little Children te la paso yo. Mirate Barton Fink.
Para mí está bien decir lo que le venga en gana. Siempre habrá algunos que crean que los está subestimando o faltándole el respeto. Pero porque no tienen tiempo de conocerlo.
Para tener un millón de amigos, está Roberto Carlos.

Anónimo | 16 de agosto de 2009, 9:15

Están la verdaaaaaad y la verdaaaaaaaaad, pues diga LA VERDAD sobre ese texto, no reprima lo que iensa de él, su rebeldía hará que las "minitas" del grupo literario lo miren de otra manera, ja!.

Saludos.
Beto_Reyes

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