Parque Patricios
El viernes mi entrevistado estaba en Parque Patricios. Mismo ejercicio: Dirección y Guia-T. Muchos espacios verdes hasta llegar a la casa del pibe. De ahí debe venir la parte del nombre (“parque”). Mi pequeña obsesión para los lugares nuevos en capital consiste en leer el recorrido calle a calle que hace el bondi hasta donde me tengo que bajar. En este caso era cuando Jujuy se hace Colonia. El bondi fue más rápido de lo que suponía. Me bajé un par de cuadras más adelante de lo que debía, en el camino vi que la línea H me dejaba más o menos a la misma distancia. Bajé del bondi, 9.30 pm, otra vez nadie en las calles. Esta vez el recorrido era más fácil, no tenía que mirar la guía ni tomar taxi, pero todavía faltaba media hora y estaba a pocas cuadras. Recordé como un imbécil esos cuadraditos verdes en el mapa, hacia ellos me dirigía. Liniers había estado fulero, la “Quema” por ese lado estaba tranquilo, calles de empedrados cortaban las avenidas.
Llegué al bendito Parque, hacia ambos lados vegetación y tenue iluminación, paradas de bondis y poca gente esperándolos. Del otro lado del Parque unos kioskos. Me saqué los auriculares como esperando tener interacción social de algún tipo. Hacia la mitad del Parque aparece un amigo:
-¿monedas amigo?
-¿Qué? (en serio no había escuchado, lo anterior es reconstrucción)
-monedas
-si, tomá. –saqué un par que tenía en el bolsillo delantero.
-eh, dame más monedas.
-paraaaa, que tengo que volverme en bondi yo.
-tenés razón amigo, gracias.
Me puse los auriculares y seguí caminando, todavía faltaban 15 minutos para tocar el timbre. Caminé por unas callecitas que harían el deleite de los fotógrafos con Flickr, barrio plateado por la luna...
“Barrio... barrio... que tenés el alma inquieta de un gorrión sentimental.
Penas... ruegos... Es todo el barrio malevo melodía de arrabal.
Viejo... barrio... perdoná que al evocarte se me pianta un lagrimon.
Que al rodar en tu empedrao es un beso prolongao que te da mi corazon.”
Llegué al bendito Parque, hacia ambos lados vegetación y tenue iluminación, paradas de bondis y poca gente esperándolos. Del otro lado del Parque unos kioskos. Me saqué los auriculares como esperando tener interacción social de algún tipo. Hacia la mitad del Parque aparece un amigo:
-¿monedas amigo?
-¿Qué? (en serio no había escuchado, lo anterior es reconstrucción)
-monedas
-si, tomá. –saqué un par que tenía en el bolsillo delantero.
-eh, dame más monedas.
-paraaaa, que tengo que volverme en bondi yo.
-tenés razón amigo, gracias.
Me puse los auriculares y seguí caminando, todavía faltaban 15 minutos para tocar el timbre. Caminé por unas callecitas que harían el deleite de los fotógrafos con Flickr, barrio plateado por la luna...
“Barrio... barrio... que tenés el alma inquieta de un gorrión sentimental.
Penas... ruegos... Es todo el barrio malevo melodía de arrabal.
Viejo... barrio... perdoná que al evocarte se me pianta un lagrimon.
Que al rodar en tu empedrao es un beso prolongao que te da mi corazon.”
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