Señor

Un chico en sus jóvenes 20s esperaba afuera del edificio bajo la lluvia, yo que estaba por salir le digo:

- ¿pasas?
- si. Gracias señor.

Lo miré de costado. “Señor”. Esa palabra quedó resonando en mi. ¿Qué le hace decir a alguien unos 4-5 años menor que uno, a uno que lleva los pelos revueltos y buzo de gimnasia, “señor”?. Ya en la calle recordé sus gafas Rivers Cuomo, su incipiente bigote y su corte de cabello militar y pensé que era un nabo. En realidad no llovía tanto, ¿por qué estaba tan mojado? La auto percepción es muy engañosa, es más, casi siempre los demás tienen razón sobre uno, pero ¿y este pibe?. Su concepción de lo que es un “señor” en esta época se ubica a dos desvíos estándar de la media.
Cuando volví de comprar unas cosas para la cena ya no estaba por ahí, quizás ya había cometido su crimen y yo sin saberlo ahora era cómplice por haberle abierto la puerta a un desconocido. Si ese era el caso, un asesino tendría ahora ser mi amigo, de tal manera que no todo fue pérdida. No, no lo fue, porque recordé la canción de Dylan con ese nombre y me la puse escuchar y me olvidé del asesinato.
Y pensar que dudé de él y le dije Cuomo, pensar también que le dije Clavados, debo haber parecido un idiota.


Señor

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