Brown sugar

Felipe Colombo había alcanzado las primeras planas luego de encajar 82 puntos a los Globetrotters en la primera derrota del equipo de Harlem en toda su historia. Antes del partido, en el vestuario; Felipe había sido contactado por Graham Barone, polifacético levantador de apuestas que había trabajado con algunos tenistas rusos y atletas cubanos.

Como es sabido, los Globetrotters no pierden. Esa noche desplegaron su repertorio de súper jugadas, pases con el codo, rondós, fli flas, y todo lo que se puedan imaginar. Lo que nadie tenía en cuenta era el espíritu competitivo del desconocido colombiano que había sido presentado por el DT de los Juárez Sparrings, Salvador Gaviria Jr. Jr. la semana anterior.

El primer cuarto había terminado empatado en 35, con 15 puntos de Colombo, producto de 5 escandalosos triples casi desde la mitad de la cancha. Ante la mirada absorta de sus compañeros, el ímpetu –y espectacularidad- del colombiano se negaban a ser la cenicienta del espectáculo. Para el final de la primera mitad del juego, los Juárez Sparrings lideraban el juego por 7 puntos, con ¡40 de Colombo! Para ese entonces, los demás jugadores –ninguno había superado el nivel universitario- al darse cuenta que algo pasaba, decidieron hacer aún más evidente sus limitaciones y dejaban a los Globetrotters realizar las jugadas más inverosímiles que uno pueda imaginarse.

El final del tercer cuarto encontró a los Juárez ganando por 15 puntos, con ¡55! de la revelación colombiana, que para ese entonces también había acumulado 22 rebotes, 8 tapas y 1 asistencia. El murmullo crecía en la tribuna, algunos personajes de extraña apariencia hablaban muy nerviosos por celular, hacían grandes gestos de indignación y se iban acercando de a poco al borde de la cancha.

Faltando 2 minutos para la finalización del partido, la televisión pidió un tiempo muerto. Para sorpresa de Colombo, al llegar al banco de suplentes no se encontró con su DT sino con Bob “the knife” Evans, el legendario Bob Evans –no lo sabría nunca- que le dijo sin más: “what´s wrong with ya´ brown fucking sugar? Stop scoring or i´ll cut your throat” (algo así como: “¿Qué te pasa cafetero? Déjá de anotar o te corto el cuello”). Colombo, que no sabía inglés pero entendía de lenguaje corporal, sintió tal miedo que pensó en obedecer, dejar de anotar, pero eso le traería un gran inconveniente con Barone.

Terminado el tiempo muerto, Colombo levantó la vista y pudo ver detrás del banco de suplentes, cómo Barone hacía el inequívoco gesto de que le cortaría el cuello si dejaba de anotar, esto es, haciendo el bamboleo del “no” con las manos, luego el de tirar al aro, para pasar finalmente al que se dibuja pasando repetida y ferozmente el dedo índice en sentido horizontal sobre el cuello. En 10 segundos había sido amenazado de muerte dos veces.

El partido estaba 150 a 149 a favor de los Nashville, Colombo tenía la última bola en su mano gracias a haber peleado el rebote entre sus 4 compañeros y todos los rivales. La tensión entre ellos, entre los oponentes, el público y los comentadores podía pesarse con una balanza antigua. Colombo llegó a la media luna y se vio triple marcado –dos eran sus propios compañeros- así que decidió regresar, otra vez dos jugadores le cerraron el paso, corrió hasta la esquina frente a su banco librándose de 7 jugadores, cuadró sus brazos para el lanzamiento ante el 8, 7, 6 del reloj de posesión; cuando desde los límites del campo de juego, haciendo uso de su apodo y fama bien ganada, el cuchillo de Bob Evans se hundió en su cuello.


En Generación Dorada

2 comentarios:

Brenda V | 1 de agosto de 2009, 15:55

¿Hablamos del mismo: http://images.google.com.ar/images?hl=es&q=felipe%20colombo&um=1&ie=UTF-8&sa=N&tab=wi?
(Ojalá supiera cómo ponerlo como hipervínculo)

Lisandro Capdevila | 2 de agosto de 2009, 7:53

Es posible, si le gusta la imagen, go on.

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